Hace una semana el Gobierno de Pedro Sánchez remitió a Bruselas el nuevo plan de estabilidad y el programa nacional de reformas de 2019. Según el análisis del Ejecutivo, España seguirá creciendo por encima de la media de la zona euro -un 2,2% en 2019 y un 1,9% en 2020- con un agujero presupuestario que continuará reduciéndose, al 2% para este año y al 1,1% el próximo. Sin embargo, las últimas previsiones económicas, presentadas ayer por la Comisión Europea, enfrían de nuevo este optimismo y auguran que el crecimiento será menor del augurado por Madrid y el déficit público mucho más abultado, del 2,3% este año y del 2% el próximo.

Bruselas achaca la rebaja de dos décimas respecto al déficit del año pasado a la mejoría del ciclo económico y a la reducción de los costes de financiación de la deuda española. El efecto de ambos elementos será, sin embargo, insuficiente para poner coto al agujero fiscal y España se quedará muy lejos de cumplir con el objetivo de déficit pactado con la UE, del 1,3% del PIB en 2019. Las estimaciones de Bruselas toman como punto de partida las cuentas del Gobierno de 2018 y las medidas adoptadas por decreto entre las que figuran un aumento del gasto en pensiones y otras medidas de política social, que tendrán un impacto en las cuentas de este año.

«Algunas de las medidas adoptadas en la ley presupuestaria de 2018, como la subida salarial para los funcionarios públicos, una mayor reevaluación de las pensiones y el recorte fiscal para los salarios más bajos también tendrán un impacto presupuestario», advierten los técnicos comunitarios. El análisis, presentado ayer por el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, también advierte de que el coste de compensación a Abertis por la ampliación de la AP-7, que el Gobierno intentó contabilizar el año pasado, podría sumar nuevos ceros al déficit de este año.

Este nuevo jarro de agua fría no impedirá que España salga del procedimiento de déficit excesivo en unas semanas, tras la certificación por parte de la agencia europea de estadística (Eurostat) de que el desfase presupuestario español cayó al 2,5% del PIB en 2018, por debajo del 3% que fija como límite el Pacto de estabilidad y crecimiento.

Las nuevas previsiones de Bruselas no tienen en cuenta las medidas anunciadas por el Gobierno en el nuevo plan de estabilidad y auguran que, sin cambios en las políticas, el déficit de 2020 se mantendrá en el 2%. Según los planes enviados por España, la intención de Sánchez es elevar la recaudación fiscal aumentando la presión en 1,6 puntos del PIB en cuatro años, del 35,7% en 2019 hasta el 37,3% en 2022, lo que supondrá 26.000 millones en cuatro años. La subida de impuestos empezará a aplicarse en 2020 con unas previsiones de ingresos adicionales de 5.654 millones procedentes del aumento en el impuesto de sociedades y la lucha contra el fraude fiscal, la creación de la tasa a los gigantes de internet, el impuesto a las transacciones financieras o al gasóleo. Con todas estas medidas, y pese al aumento del permiso de paternidad o la revalorización de las pensiones con el IPC, Sánchez espera seguir reduciendo el déficit público: al 2% en 2019, 1,1% en 2020 y 0,4% en 2021.