La recuperación económica será mucho más lenta de lo esperado. Tanto en España como en Europa. Cierto es que la economía española va por el buen camino, pero ni tanto ni tan rápido como el Gobierno de Rajoy gusta airear, entre otras razones porque la creciente debilidad de potentes vecinos como Francia, Italia y, sobre todo, Alemania, lastra su buen momento. Así lo constatan los datos extraídos de las previsiones económicas de otoño de la Comisión Europea presentadas ayer en Bruselas por el nuevo equipo del presidente Jean-Claude Juncker.

Que Rajoy debe moderar su optimismo lo constata el hecho de que Bruselas haya revisado a la baja el crecimiento previsto para España en el 2015, tanto con respecto a las previsiones que la propia Comisión Europea hizo en primavera como respecto a las del Gobierno. Si el pasado mes de mayo Bruselas preveía un aumento del 2,1% del Producto Interior Bruto (PIB) español el año que viene ahora lo ha reducido al 1,7%, cuatro décimas por debajo. El Gobierno español lo situaba en un 2%.

El panorama de la eurozona, compuesta por los 18 países que comparten en euro, es peor que el español. Crecerá un 0,8 en el 2014, muy por debajo del 1,2% calculado en mayo y un 1,1% en el 2015, lejos también del 1,7% vaticinado en primavera. La buena noticia es que, siempre según las citadas previsiones, Europa podrá eludir la tercera recesión, posibilidad de la que tanto se habla últimamente. Aunque el fortalecimiento, de llegar, sería en el 2016. Mientras tanto, se espera un crecimiento débil y lento este año y el que viene.

El aluvión de indicadores económicos con los que Bruselas hace sus previsiones (que de un tiempo a esta parte siempre se revisan a la baja) permite lecturas desde varias ópticas y, por lo tanto, susceptibles de satisfacer a todos los gustos. Así, el ministerio de Economía no perdió ni un minuto en difundir el análisis positivo para el 2015: España mejora su las perspectivas de crecimiento diferencial con respecto a la zona euro en seis décimas y pone de manifiesto el efecto de las reformas estructurales sobre el mercado de trabajo.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, rozó incluso la grandilocuencia al alabar la "solidez de la recuperación" --"se está creando empleo después de mucho tiempo", dijo--. Pero el elevado índice de paro sigue siendo el caballo de batalla de España, por mucho que el Gobierno se esfuerce en resaltar la creación de empleo. El paro tiende a bajar pero continuará siendo uno de los más altos de Europa durante los próximos dos años.

EL PARO, DE LOS MÁS ALTOS

Y en los indicadores del paro tampoco Bruselas es tan optimista como el Gobierno. Si el Ejecutivo de Rajoy previó un 22,9% de desempleo el año que viene, la Comisión Europea lo sitúa en el 23,5%. En el 2016, el 22,2% --todavía por encima del doble del 10,8% de la media de la zona euro--. En cuanto al déficit, España se comprometió con Bruselas a rebajarlo al 4,2% para el 2015 pero las previsiones de otoño apuntan a que no logrará bajar más de un 4,6%. En cuanto a la deuda, Bruselas espera para España el 101,2%, muy por encima del 100,3% planteado por el Gobierno. Una deuda abultadísima, por otra parte.

El motor alemán, la locomotora que durante años ha tirado del carro, parece griparse por momentos. La Comisión Europea ha revisado a la baja su crecimiento para el 2014 y el 2015. Francia patina al crecer solo un 0,3% este año frente al 0,7% previsto. Además, su déficit tiene previsto ir creciendo en lugar de ir disminuyendo para acercarse al 3% exigido por Bruselas --4,4% este año y 4,7% en el 2015--.