La Comisión Europea quiere un mayor control de las inversiones extranjeras subvencionadas con dinero público para blindar el mercado interior de la UE y evitar distorsiones a la competencia debido a posibles prácticas competitivas injustas de actores globales como China, Rusia, o Estados Unidos. "La economía europea es abierta y está estrechamente vinculada a la del resto del mundo. Si queremos que esto sea una fortaleza debemos permanecer vigilantes y por eso necesitamos herramientas adecuadas para asegurar que los subsidios extranjeros no distorsionan nuestro mercado, tal y como hacemos con los subsidios nacionales", ha defendido este miércoles la vicepresidenta y responsable de competencia, Margrethe Vestager.

Con este objetivo en mente, la Comisión Europea ha adoptado este miércoles un Libro blanco sobre subsidios extranjeros con posibles vías de acción que será sometido ahora a consulta pública -hasta el 23 de septiembre- para que todos los actores interesados se pronuncien antes de que el Ejecutivo comunitario presente propuestas legislativas en 2021. "El mercado único es clave para la prosperidad de Europa y solo funcionará bien si hay un terreno de juego justo", ha insistido la danesa.

Y es que Bruselas afronta esta batalla con las manos atadas y sin herramientas adecuadas. Dispone de mecanismos para vigilar y evitar las distorsiones producidas por las ayudas públicas concedidas por los Estados miembros pero no para combatir los efectos de los subsidios de gobiernos extranjeros a empresas en la UE que, según admiten, parecen tener un impacto cada vez más negativo en el mercado interior. Además, las reglas existentes en materia de defensa comercial solo afectan a las exportaciones de bienes de países terceros y no permiten responder a todas las distorsiones causadas por los subsidios extranjeros de China y otros países terceros.

"Hay un creciente número de instancias en las que los subsidios extranjeros parecen haber facilitado la adquisición de empresas de la UE o han distorsionado decisiones de inversión, operaciones de mercado o políticas de precios de los beneficiarios, o distorsionado licitaciones públicas en detrimento de empresas no subsidiadas", admite la Comisión Europea que reclama a los gobiernos de la UE nuevas herramientas para protegerse y sugiere una estrategia a varios niveles.

NUEVAS HERRAMIENTAS

Para empezar propone crear un instrumento de control del mercado general que permita anticipar todas las posibles situaciones en que los subsidios extranjeros pueden dañar el mercado interior. Una autoridad de supervisión, que podría ser la Comisión o bien una autoridad nacional, podría actuar si recibe indicaciones o información de que una empresa en la UE se beneficia de subsidios extranjeros. Si se confirma que esas ayudas distorsionan la competencia Bruselas podría solicitar medidas para revertir la situaciónn

En un segundo nivel Bruselas plantea medidas para evitar que los subsidios extranjeros generen una competencia desleal y sitúen a sus receptores en una posición de fuerza a la hora de comprar empresas en la UE, directa o indirectamente. La propuesta de la Comisión sugiere que las empresas subsidiadas con capital público extranjero y que compren empresas en la UE tengan que notificar la operación a los servicios de la competencia europeos cuando se supere un determinado umbral mientras que la operación no podría cerrarse mientras Bruselas no de su visto bueno. Si la investigación de la Comisión determina que la operación distorsiona la competencia, la empresa tendría que asumir compromisos y la última palabra siempre la tendría el Ejecutivo comunitario que podría prohibir una adquisición e incluso aplicar el test de interés europeo.

El tercer ámbito de actuación en el que Bruselas propone actuar se refiere a las licitaciones públicas. Según Bruselas empresas extranjeras que han recibido ayudas públicas de países terceros pueden operar bajo condiciones injustas presentando ofertas de precio más bajas, incluso por debajo de costes. Para evitar esta situación, la Comisión propone un mecanismo que obligue a todas aquellas compañías que participan en licitaciones públicas a notificar las contribuciones recibidas de países de fuera de la UE a la autoridad contratante que sería la responsable de examinar si hay subsidios detrás y si son injustos. Si es el caso la empresa sería excluida de la licitación. El libro blanco también incluye medidas para evitar la distorsión de la competencia en cuanto a la financiación de la UE.