La concentración bancaria en España se ha disparado durante la crisis con una fuerza solo superada en Europa por la del sistema financiero griego. El fantasma de un oligopolio de los grandes bancos, en consecuencia, pende sobre el sector desde hace tiempo, como han denunciado muchos expertos y las entidades más pequeñas. Por ello, puede sorprender que las instituciones supervisoras aseguren desde hace un par de años que todavía hay margen para más fusiones. Pero la razón es simple: para las autoridades europeas, el nivel de concentración español todavía no es preocupante.

Los principales organismos de defensa de la competencia del mundo utilizan el índice de Herfindahl e Hirschman (más conocido por HHI por sus siglas en inglés), la medida de concentración más usada, para analizar la situación de un mercado y aprobar o no las operaciones de fusión que se les presentan. Se calcula elevando al cuadrado la cuota de mercado que cada empresa posee y sumando esas cantidades, con lo que se da más peso a las compañías más grandes. Un valor máximo de 10.000 implica que se produce un monopolio.

La normativa de competencia europea del 2004 considera que un nivel inferior a 2000 no es preocupante. Así, apunta que "es improbable que la Comisión encuentre problemas de competencia" en una fusión que dé lugar a un nivel de entre 1.000 y 2.000 con un incremento del índice inferior a 250 o de más de 2.000 con un aumento de menos de 150. De ahí que aprobase sin condiciones hace unos días la absorción del Popular por el Santander: "La operación no plantea problemas de competencia. Las cuotas de mercado conjuntas de las partes son, por lo general, limitadas (menos del 25 %) y seguirá habiendo competidores fuertes en todos los mercados afectados".

Alza del 88%

El índice HHI de la banca española, así, está por debajo de los niveles que Bruselas considera preocupantes. El año pasado cerró en 937 y 12 de los 19 países de la zona euro presentaron niveles superiores. Sin embargo, el sector financiero español registró un nivel de concentración superior a la media del euro (697), algo que no sucedía antes de la crisis, como consecuencia de que se ha pasado de 45 a una decena de entidades relevantes en apenas una década.

El HHI del sector financiero español, así, estaba en 497 en el 2008 y se disparó en 440 puntos (un 88,5%) hasta el 2016, un alza solo superada por la de Grecia (un 98%, hasta 2.332). No es una consecuencia inevitable de la crisis: 10 de los países del euro lograron reducir su concentración durante la crisis. Pero en España no ha habido apenas nuevos entrantes, es decir, entidades extranjeras que decidieran comprar bancos con problemas o implantarse en el país. Al contrario, bancos como Barclays han decidido dejar el mercado y otros como Deutsche Bank lo están estudiando.

En el límite

La intervención del Popular y su venta al Santander por un euro han reavivado las preocupaciones por la concentración bancaria. Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie, planteó el pasado junio en un acto organizado por esta última institución que la fusión elevaría el índice HHI hasta 1.445 y pidió analizar con cuidado sus consecuencias.

Las autoridades estadounidenses, de hecho, consideran que un nivel de menos de 1.500 implica que el mercado está "desconcetrado"; entre 1.500 y 2.500 supone que ya está "moderadamente concentrado"; y por encima de 2.500, "altamente concentrado". De aplicarse estos parámetros en Europa, la banca española estaría a punto de dar un preocupante salto.

Debate abierto

Así las cosas, el debate sobre si existe o no riesgo de que se produzca un oligopolio financiero ha llegado a las propias entidades. Muchos representantes del sector, como Carlos Torres Vila (BBVA) o María Dolores Dancausa (Bankinter), lo niegan. El presidente de la patronal AEB, José María Roldán, incluso ha asegurado que hay una "competencia salvaje" que se mantendrá gracias a la entrada de nuevos operadores digitales.

Sin embargo, otros banqueros, como Amado Franco (Ibercaja), han defendido que sería bueno que no hubiera más concetración. Entre los grandes, solo José Ignacio Goirigolzarri (Bankia) ha advertido que ya se ha producido un proceso de concentración "muy fuerte" y que tener menos de "cuatro o cinco grandes bancos" sería perjudicial.

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Otra forma habitual de medir el grado de concentración de un mercado bancario es calcular la cuota de mercado de las cinco mayores entidades del mismo. Con esos parámetros, la variedad de la competencia en la banca española también ha empeorado notablemente durante la crisis.

Las cinco entidades líderes controlaban el 42,4% del negocio en el 2008. Al cierre del 2016, CaixaBank, BBVA, Santander, Bankia y Sabadell ya tenían en sus manos el 61,8% del mercado. Se trata de un incremento de 19,4 puntos porcentuales solo superado en la zona euro en el mismo periodo por el que se registró en Grecia (27,7 puntos).

Si bien es cierto que otros 11 países presentan un grado de concentración mayor según este indicador, España ha pasado de estar ligeramente por debajo de la media europea (44,4%) hace nueve años a superarla con holgura (60,2%). De hecho, en el mismo periodo, nueve países registraron una caída del poder de mercado en manos de sus principales entidades.

Con la compra del Popular por parte del Santander (que ha pasado a ser el primer banco del negocio español) y la integración de las nacionalizadas BMN y Bankia, la cuota de los cinco grandes bancos españoles va a subir aún más, hasta cerca del 70%.

Algunos analistas estiman un nivel de entre el 40% y el 70% como de concentración media, con lo que el sector estaría a punto de subir de escalón al de concentración elevada, si bien las autoridades estiman que el índice HHI es más preciso para medir el grado de competencia de un mercado.