La decisión de la multinacional de desviar parte del trabajo que se realiza en Europa a la fábrica de Tudor en la Cartuja, debido a la reestructuración de algunas de sus plantas, constituye un buen aval de cara al futuro para la factoría aragonesa. Esta se ha visto sujeta en el último año a un proceso de integración o unificación con la del polígono de Malpica y, de momento, los resultados son buenos, según afirman desde el comité, puesto que apenas se ha perdido empleo y la factoría se ha acondiconado.

Anteriormente, Exide Tudor en Zaragoza también consiguió una de las certificaciones de calidad que concede el grupo. Se trata de un nuevo aval, que supone la mejora de sus procesos de producción y de los recursos humanos.

Exide Technologies se creó en 1888 y se ha convertido en uno de los grandes fabricantes de baterías en todo el mundo. Sin embargo, no fue hasta 1993 cuando comenzó su expansión por el continente europeo. La cifra de negocio del grupo se sitúa en los 2.000 millones de euros aproximadamente.

Por su parte, Tudor es una empresa aragonesa que se puso en marcha en 1898. A comienzos de la década de los 90 vendió las plantas que no se dedicaban a la fabricación de baterías, entre ellas la de pilas. En el año 1994 fue comprada por Exide.