La Caixa alcanzó un beneficio de 840 millones de euros (139.764 millones de pesetas), durante el pasado año, lo que supone un aumento del 23,1% con respecto al 2002. Con 8,7 millones de clientes, el mayor grupo bancario e industrial catalán afronta el año de su centenario desde "una sensación de plenitud", según describió Ricard Fornesa, presidente del gigante financiero.

Además, el plan estratégico 2004-2007 que el pasado miércoles aprobó el consejo de administración de La Caixa pretende acentuar el carácter social de la entidad financiera y encajar su actividad en un nuevo entorno político y económico. Uno de los ejes del plan estratégico aprobado por el consejo es que coordina la gestión con un triple objetivo: el económico, el social y el de la responsabilidad corporativa. En el ámbito del negocio, la entidad se fija como meta lograr una tasa de crecimiento anual superior al 12%.

Desde la perspectiva social, el plan instaurado refuerza la identidad singular de La Caixa a la par que aboga por compenetrar gestión financiera con obra social. "No somos una entidad piadosa --aclaró--, tenemos que crecer para cubrir las necesidades de la comunidad".

Al analizar las participaciones financieras e industriales (capítulo que en el 2003 deparó el equivalente a un tercio de sus ingresos financieros), Fornesa anunció que en adelante invertirán en empresas estratégicas en las que puedan participar de la gestión (como en Aguas de Barcelona, Abertis y Gas Natural).

La alternativa serán operaciones de perfil financiero, como el 3,8% que posee del Deutsche Bank. En el último ejercicio, La Caixa elevó su participación el 1,2% en Gas Natural hasta el 32,3%; un 1% en la concesionaria Abertis y el Banco BPI. La entidad eludirá otras inversiones, no tanto por criterios geográficos, sino puramente sectoriales. La orientación de la caja de ahorros consiste en centrarse en empresas de servicios básicos.