El presupuesto de la obra social de las cajas de ahorros está claramente volcado en actividades culturales, en detrimento de las actuaciones de asistencia social, pese a la creciente demanda de estos servicios. En los últimos 25 años, se ha triplicado el peso del presupuesto destinado a cultura, mientras que el de otras actividades ha caído. En la actualidad, más de cinco de cada 10 euros de obra social se destinan a cultura. Sólo dos euros y medio se emplean en asistencia social relacionada con ancianos, discapacitados, niños, toxicómanos, marginados o inmigrantes. Medio euro va a sanidad y el resto, a educación e investigación.

En la reciente presentación del informe Cajas de Ahorros: capitales para la sociedad, sobre la evolución de la obra social en los últimos 25 años, el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, destacó que, a lo largo de este periodo, el destino final de estas partidas se ha amoldado a las necesidades cambiantes de la sociedad. "A veces completando, a veces sustituyendo y otras veces anticipando" las políticas públicas. En esta filosofía, encaja, según la CECA, el creciente peso del área cultural.

Sin embargo, según la radiografía presentada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de los últimos 25 años, la sociedad española de hoy tiene menos nacimientos, con una esperanza de vida más larga, más envejecida (el 17% de la población tiene más de 65 años, frente al 10% de 1970), con una fuerte presencia de hogares unipersonales, donde la mujer se ha incorporado al mercado laboral y donde existe una mayor preocupación por las discapacidades y las minusvalías.

Tras tomar como referencia este escenario, el presidente de la CECA se refirió al descenso del porcentaje de gasto asistencial en los últimos años y dijo que "allí donde se produce la extensión del Estado, se repliegan las cajas". Quintás considera que "la única amenaza para el futuro de la obra social es la tentación de usarla para cubrir problemas presupuestarios de las autonomías".

La obra social es la parte del beneficio que las cajas destinan a actividades sociales después de haber pagado impuestos y de haber constituido reservas para reforzar su capitalización y su solvencia. La filosofía que existe es que, mientras los bancos destinan este excedente a retribuir a sus accionistas, las cajas lo destinan a la obra social. En 1979, este porcentaje era del 41,8%. Ahora es del 27,7%. En el 2003, las cajas invirtieron en obra social un total de 1.130 millones de euros, equivalentes al 0,15% del producto interior bruto (PIB) y al 27,7% del beneficio neto de las cajas.

Los datos fueron presentados el jueves pasado, en Vigo, y la CECA destacó que "la obra social se volcó en acciones asistenciales el año pasado". A asistencia social se destinaron 278 millones de euros en el 2003, el 23,5% más que el año anterior y el 24,6% del presupuesto total. En el 2002, absorbió el 21%. El capítulo de cultura, patrimonio y medio ambiente absorbió más del doble: 626 millones, el 55,4% del total.