El exdirector general de CAI entre 2001 y 2005, Luis Calvera, negó ayer su responsabilidad en el agujero de la entidad y rebatió a quienes le acusan a él y a su sucesor en el cargo, Tomás García Montes, de ser los culpables de hundir la caja en su afán por crecer a través de la inversión inmobiliaria. "Cuando yo me jubilé, la CAI estaba muy bien y no tenía riesgos" por lo que "no soy corresponsable, en absoluto", zanjó en alusión a las críticas vertidas durante las comparecencias previas en la comisión de investigación de las Cortes de Aragón por parte del actual presidente, Juan María Pemán, el exdirector general en los últimos años, Luis Miguel Carrasco, así como por un buen número de altos ejecutivos.

Calvera incluso fue más allá y aconsejó a los miembros de la comisión que reclamen las actas del consejo de administración, del comités de préstamos, de inversiones y de los distintos órganos --que no han sido facilitadas por la CAI a la comisión--, ya que, según dijo, en ellas los responsables daban el visto bueno a las operaciones inmobiliarias. "¿No tienen las actas? Pues que se las den porque ahí está la información y toda la verdad" subrayó el exdirectivo. La sesión de ayer, a la que García Montes --imputado por apropiación indebida, estafa y administración desleal-- no compareció pese a estar citado, llegó a su punto álgido cuando Calvera subrayó que no conocía a quienes le criticaban. De hecho, afirmó que a Carrasco lo conocía porque "vino a pedirme trabajo y le entrevistamos tres personas".

TRANSPARENCIA Durante su relato, el exdirector general también incidió en que "no hubo nunca opacidad en la información", tanto en CAI Inmuebles como en el resto de sociedades participadas. "Cojan las actas y miren la documentación, ahí descubrirán toda la verdad", reiteró Calvera. Así, quiso incidir en que los presidentes y el consejo de administración "tenían conocimiento de todas las operaciones", pese a que ellos negaron estar al corriente de ellas en sesiones previas. Calvera dijo que la información proporcionada era "amplísima" y que, incluso, desde la comisón de control y los consejos "nos decían: Vale, vale, ya está bien". También dijo que se enviaban informes periódicos a la CNMV y al Banco de España.

Esta visión, sin embargo, no coincidió con la que ofreció el director general adjunto de la CAI entre 2001 y 2008, Antonio Hernández, que indicó que los estilos de Montes y Calvera eran "autoritarios" y que ambos "no proporcionaban la información suficiente, ya que tenían la "competencia exclusiva en el tema inmobiliario" y "todo el poder". Además, también abundó en que las decisiones que tomaron fueron "nefastas para la entidad" y en que "nadie dio un aviso serio o concreto", en alusión a los organismos supervisores.

Para el director general adjunto entre 2009 y 2011, Juan Antonio García Toledo, Montes y Calvera fueron "claramente" culpables del agujero en CAI. Además, conjeturó que el grado de información "no era muy elevada", aunque en un conglomerado de sociedades como el de CAI Inmuebles, "es imposible llevar información detallada al consejo de administración", dijo.

Uno de los pasajes en los que enfatizó Calvera fue en una reunión celebrada en enero del 2005, junto con los entonces directores generales adjuntos, Tomás García Montes y Antonio Hernández Borja, y García Toledo, en la que advirtió del riesgo inmobiliario en la entidad. Una información que meses después se trasladó a los promotores, a los que en un encuentro señaló: "No queremos cargarnos con pisos y solares ni problemas de financiación o pago. Creemos que esta crisis está cerca", recordó Calvera. De hecho, afirmó que ya por entonces "estábamos preocupados", aunque no se puso en marcha ninguna acción para evitarlo. De hecho, Calvera reconoció que fue él mismo el que propuso a García Montes como director general cuando abandonó la entidad.