Las Cámaras de Comercio e Industria buscan su sitio. La supresión hace ahora cuatro años de su principal fuente de financiación, la cuota cameral, dejó descolocadas a estas entidades privadas de derecho público y les obligó a realizar una profunda reestructuración interna, tanto en personal como en gastos corrientes. La nueva Ley de Cámaras, aprobada a principios de año y que se completará con una norma propia de Aragón, aporta certidumbre sobre cuáles son las funciones de estas históricas instituciones, pero el equilibrio de sus ingresos y gastos sigue sin estar atado.

La situación económica es especialmente delicada en la Cámara de Zaragoza, que recientemente ha aprobado un ERE temporal para sus 46 trabajadores. El recorte de personal aplicado en los últimos años (45 empleos menos) no ha sido suficiente para equilibrar sus cuentas, que han pasado de casi nueve millones de euros en el 2008 a menos de cinco millones en la actualidad. Y lo que es más grave, arrastra una deuda que ronda los cuatro millones.

Ante la situación insostenible de sus cuentas, la institución ha tratado sin éxito de que el Gobierno de Aragón le avalará para conseguir un crédito bancario. Para paliar esta situación, la entidad cameral que preside Manuel Teruel se plantea incluso la venta de activos como su participación en la Feria de Zaragoza (el 42% del capital).

La Cámara de Huesca cuenta con una plantilla de 21 personas, un 25% menos que en el 2010 (28). Su presupuesto en el 2007 era de 2,93 millones de euros y desde entonces ha ido menguando hasta los 1,4 millones de euros de este año, lo que supone una reducción del 52%. Sus últimas cuentas, las del 2013, arrojaron un déficit de 60.709 euros y tiene una deuda de un millón de euros con su fundación (Fundesa), a través de una operación de préstamo a largo plazo. "No se ha alcanzado todavía el equilibrio económico, porque necesitamos un periodo de adaptación mayor", apunta Manuel Rodríguez, presidente de la Cámara oscense, que confía en elevar sus ingresos a través de los planes camerales autonómicos, convenios con otras instituciones y la facturación por prestación de servicios "de calidad".

Por su parte, la Cámara de Teruel dispone de 16 trabajadores, pero llegó a tener 22 en su mejor época. Asimismo, ha visto reducido su presupuesto en un 60%, asumiendo el personal de la institución el desarrollo directo de prácticamente todos los servicios, lo que le ha permitido especializarse. No tiene deudas.

"El futuro tal y como son hoy las Cámaras es complejo, porque actualmente desde la nueva ley contamos con importantes funciones públicas a desarrollar que no tienen financiación directa", lamenta Santiago Ligros, secretario general de la Cámara turolense, la única sin deudas de las tres de Aragón. En su opinión, es necesario definir esa fuente de ingresos, así como incidir en la obtención de recursos privados, algo en lo que "nos estamos preparando", agrega.