Las Cámaras de Comercio han pedido a la Comisión Europea que acelere los trabajos para armonizar el impuesto que grava las actividades empresariales en Europa ya que consideran que la fiscalidad se ha convertido en un elemento importante de competencia entre estados. En su opinión sería necesario equiparar no solo el tipo sino también la base imponible.

La dispersión fiscal que existe en la Europa de los 25 contribuye a la deslocalización y se ha convertido en factor de competencia entre Estados, situación que afecta directamente a las empresas europeas. Para resolver esta disparidad, las Cámaras piden equiparar el tipo impositivo y definir una base imponible común en el Impuesto de Sociedades, que sería obligatoria para todos los Estados.

El método para valorar los stocks, el tratamiento de los gastos de personal, la inversión o las amortizaciones y provisiones son algunas de las diferencias que existen actualmente entre los países a la hora de calcular la base imponible. La discrepancia se refleja, incluso, en los conceptos de gastos necesarios para la actividad empresarial y beneficios, ya que cada país los define de forma distinta.

También existen discrepancias destacables en la tributación de los grupos empresariales. En Suecia, por ejemplo, no se reconoce la tributación de los grupos como tales, aunque existe un régimen de contribuciones intergrupo, que permite reducir la fiscalidad conjunta de las sociedades que forman el holding.

En cuanto al tipo impositivo, las diferencias entre países son, en algunos casos, de hasta 25 puntos. En la parte elevada se sitúan países como Alemania (38,3%), Italia (37,3%), Francia (35,4). España, con un 35%, figura como uno de los países con un tipo de gravamen superior. En torno a un 34% se sitúan países como Bélgica, Austria y Países Bajos. Luxemburgo, Dinamarca y el Reino Unido registra cifras del 30%.

Finlandia tiene un tipo impositivo del 29%, Republica Checa y Suecia un 28% y Portugal un 27,5%. Irlanda es el país de los 15 con una menor presión fiscal, con un 12,5%. De este modo, la media de los 15 se sitúa en el 31,4%, mientras que la media de los 25 llega al 27,4%.

En cuanto a los países que se han incorporado recientemente a la UE, Chipre, Letonia y Lituania tienen un 15%; Hungría un 17,7%, Polonia y Eslovaquia (9%), Eslovenia (25%) y Estonia (26%). Las diversidades en la regulación fiscal y en las prácticas contables dificulta el funcionamiento del mercado común como un verdadero mercado interior.