Los diez trabajadores que quedan en Carbonífera del Ebro afrontan desde ayer su cuarto ERE temporal en menos de dos años. La mina de Mequinenza, que entró en concurso de acreedores el pasado 8 de agosto, lleva más de un año y medio parada y en este tiempo se han ejecutado 33 despidos. Ahora, la única esperanza de los diez empleados es que el Ministerio de Industria apruebe el plan de cierre de la explotación, que permitiría dar unos tres años de actividad en las labores de restauración del yacimiento.

El expediente de seis meses firmado el lunes es el último que podrá presentar la empresa, que ya ha aplicado otros tres ERE de la misma duración (el primero fue en febrero del 2013). "Esperamos que el ministerio apruebe el plan y que lo haga lo antes posible", reclamó el presidente del comité, Francisco Montull, que lamentó la agónica situación que ha vivido la plantilla en los últimos años.

Ayer, el malestar por los recortes se incrementó aún más después de que nadie les avisara de que el cuarto ERE había sido firmado. La plantilla y el administrador concursal llevaban varios días negociando el expediente y el comité había trasladado su acuerdo al mismo, pero al no recibir ninguna notificación acudieron a sus puestos de trabajo. "El tercer ERE acababa ayer y no queríamos que la empresa nos acusara de no ir a trabajar", explicó Montull.

La sorpresa fue "mayúscula" cuando, al llegar a la mina, se enteraron de que el expediente ya había sido firmado. "Otras veces la empresa nos ha llamado hasta de madrugada; así que no entendemos que para esto no nos avise, es una muestra más del trato que nos está dando estos últimos meses", criticó el presidente del comité.