El Congreso de los Diputados aprobó ayer el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA, por sus siglas en inglés) entre Europa y Canadá, polémico acuerdo comercial que, según la Comisión Europea, tendrá un impacto anual positivo de 12.000 millones de euros en la Unión Europea y de 8.000 millones en Canadá. El dictamen salió adelante pese a la abstención del PSOE, ya que votaron a favor el PP, Ciudadanos, PNV, PDeCAT y CC. Unidos Podemos, ERC y Compromís votaron en contra.

Los partidos de izquierdas consideraron que la negociación se ha llevado bajo un sospechoso manto de opacidad y que su redactado final beneficia especialmente a las multinacionales. CCOO y UGT criticaron que el acuerdo merma los derechos de los trabajadores y cede soberanía nacional.

Según cálculos de la Comisión Europea, el CETA reducirá el 99% los aranceles recíprocos, la mayor parte con su entrada en vigor y todos los industriales siete años después. Esto supondrá, el ahorro de los 400 millones de euros al año que las empresas europeas pagan anualmente por sus exportaciones a Canadá, una cifra que se elevará a 500 millones al final de los periodos transitorios, lo que mejorará la competitividad.