La guerra comercial entre Estados Unidos y China es una de las grandes preocupaciones que centran los debates en el Foro Económico Mundial (WEF por su sigla en inglés) en la localidad suiza de Davos, pero ninguno de sus máximos protagonistas ha acudido a la localidad alpina. Ni el presidente de EEUU, Donald Trump, ni su homólogo chino, Xi Jinping, han acudido en esta ocasión a la cumbre anual de líderes políticos económicos y sociales en la estación de esquí. Sin embargo, sí lo ha hecho el vicepresidente chino, Wang Qishan, que ayer se mostró optimista sobre una posible solución al conflicto comercial que enfrenta a las dos mayores potencias del mundo antes de que finalice la tregua que ambas partes se han dado.

La principal incertidumbre que acecha a la economía global, a través de la guerra comercial entre las dos superpotencias mundiales, no contó con sus protagonistas en la estación suiza de esquí. Tampoco asistió la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, la protagonista del otro calambrazo de incertidumbre que sacude la economía mundial, el brexit.

MOMENTO DELICADO

Sin embargo, este proceso estuvo omnipresente en la segunda sesión de esta cumbre económica, y fue el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, quien llevó la voz europea a esta cumbre económica. «Todavía existe una posibilidad de que el Reino Unido dé marcha atrás en el brexit», dijo Moscovici haciendo levantar las cejas a todos los asistentes en la mesa redonda sobre Europa celebrada en Davos. Los cierto es que el momento es delicado , reconoció, dado que las negociaciones están abiertas ante «el mayor desafío al que hemos hecho frente jamás en la UE», afirmó el comisario. Añadió que hace solo dos semanas se pudo ver en el Parlamento británico que «se puede dar más tiempo» y que, además de quedar claro que no quieren el acuerdo propuesto por May, ahora deberían explicar que es lo que sí quieren.

En la misma línea, el ministro alemán de Economía y Energía, Peter Altamaier, que intervino en la misma sesión, reclamó que el problema se aborde «con claridad» y con el tiempo que haga falta, una medida a la que Alemania, recalcó, no se opondrá.

Al mismo tiempo, representantes de segunda fila de EEUU y de China se encargaron de llevar una sombra de optimismo al soleado valle alpino de Davos. Si el martes el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, insinuaba que aún había posibilidades de llegar a un acuerdo, ayer el encargado de poner un poco de optimismo ante la macroguerra comercial de las dos potencias fue el vicepresidente chino Wang Qishan, quien destacó en Davos que China y Estados Unidos son «indispensables el uno para el otro».

El dirigente chino quiso destacar que la economía de la potencia asiática, pese a crecer en el 2018 con el menor ritmo en casi 30 años, lo continúa haciendo con un respetable 6,6% de incremento anual del PIB, algo que pocas otras economías mundiales pueden mantener.

RESPUESTA A LOS POPULISMOS

Junto con Qishan, otros líderes mundiales como la cancillera alemana Angela Merkel, o el primer ministro japonés Shinzo Abe, salieron en defensa de los organismos y tratados multilaterales, frente a los populismos y ante las críticas de grupos de activistas contra la élite mundial. Abe hizo un llamamiento «a todo el mundo a reforzar la confianza en el sistema de comercio internacional». E insistió en que Europa, Japón y Estados Unidos deberían unir sus fuerzas para revisar las reglas del libre comercio.

La cancillera Merkel hizo una defensa metódica del multilateralismo, y lo contrapuso a las políticas populistas que lo rechazan, como la representada por el nuevo presidente brasileño, Jair Bolsonaro. «Hay una corriente en el mundo que defiende que debo ocuparme primero de mis propios intereses y que al final todo el mundo se portará bien, pero yo tengo fuertes dudas» al respecto, manifestó Merkel.