La histórica fábrica de aluminio de Sabiñánigo inicia hoy una nueva etapa. Tan solo tres semanas después de que el grupo Alibérico cerrara la compra de la antigua Inasa --en liquidación desde febrero del 2013--, la factoría reactivará su producción a las seis de la mañana con unos 40 trabajadores. Pero según las previsiones del grupo madrileño esto solo será el principio. Así, estima que concluirá el año con 80 empleados y que en el 2017 se habrá triplicado la producción. Su presidente, Clemente González Soler, charló con este diario sobre los planes de futuro que tiene para la planta serrablesa, la única de España dedicada a fabricar hojas finas de aluminio para envases y embalajes de alimentación y farmacia.

--Cuando compró la fábrica de Sabiñánigo el pasado 10 de julio su prioridad era recuperar clientes. ¿Cómo están respondiendo?

--Hemos contactado con más de cien, algunos antiguos y otros nuevos, y la organización comercial ya ha empezado a funcionar en la mayoría de países. He visitado a cinco de los clientes más importantes en España y de momento están respondiendo bien. Tanto que ya tenemos una cartera de pedidos. No la que nos gustaría, porque siempre queremos más pero somos optimistas.

--Desde que entró en liquidación, la fábrica ha funcionado al ralentí y apenas producía unas 8.000 toneladas de aluminio al año, menos del 60% de su capacidad. ¿Cómo esperan cerrar este 2014?

--Actualmente es muy difícil estimarlo. El problema es que la planta ha estado dos meses parada y eso es muy malo porque la mayoría de clientes ya han buscado proveedores alternativos. Por eso los tres primeros meses van a ser difíciles, aunque esperamos que noviembre y diciembre sean ya meses fuertes. En todo caso, mantenemos nuestro objetivo de triplicar la producción de la fábrica en cuatro años.

--Querían ampliar la gama de productos. ¿Qué más va a fabricar la planta de Sabiñánigo?

--Vamos a entrar en el sector del lidding, que son tapas para productos de alimentación como flanes u otro tipo de postres. Es una gama de producto de entre 30 y 40 micras que ahora no se hacía. Además, vamos a desarrollar aleaciones nuevas para entrar en un mercado de más valor añadido. Este material se utiliza para fabricar los suelos de los trenes de alta velocidad, paredes de barco, radares o planchas de ascensores.

--Iberfoil Aragón también va a centrar sus esfuerzos en el mercado exterior.

--Sí porque las exportaciones de la fábrica hasta ahora estaban muy limitadas al centro de Europa. Nosotros queremos llegar también al norte y al este del continente, Rusia o la zona del Magreb y, poco a poco, llegar a EEUU y Sudamérica. No nos podemos conformar solo con Europa, aunque eso lleva tiempo.

--También servirá a otras plantas del grupo.

--Iberfoil va a suministrar a nuestras plantas de Alunid y Alucoat, ubicada en Linares. Pero lo que depende de uno es relativamente fácil. Lo que nos preocupa ahora es conseguir clientes nuevos.

--Anunció una inversión en la fábrica de doce millones de euros durante los primeros doce meses. ¿Qué van a comprar con ese dinero?

--Hay tres partes: capital circulante, otra de activos fijos para aquellos puntos más débiles de la fábrica, como la sección de acabado, y por último las inversiones necesarias para desarrollar nuevos productos.

--Cuando pujaba por hacerse con la planta a principios de año dijo que quería crear "un motor industrial en Huesca".

--Yo pongo un ejemplo. En Linares, que ha sido una gran zona industrial, creo que somos de las pocas empresas que quedamos vivas. En Huesca hay muchas firmas auxiliares con las que vamos a trabajar. Yo creo que vamos a conseguir que Sabiñánigo y todo su entorno se reactiven económicamente, no solo por los empleos directos sino también por los indirectos. Y, si nos encontramos a gusto y todo va bien, creo que haremos inversiones más importantes en el futuro en la zona.

--¿En otras localidades cercanas?

--No descartamos nada. Pero a mí me gusta hablar de realidades y de momento no hay nada concreto. Si las cosas van como pensamos creo que haremos más temas, no necesariamente dentro del sector del aluminio, pero sí de la industria.

--Estas semanas han revolucionado el mercado laboral de la zona. Han recibido más de 1.150 currículos.

--Ha sido un auténtico aluvión con demandantes de otras comunidades como Navarra o Cataluña. El próximo lunes (por hoy) empezarán 40 personas y entre agosto y septiembre habrá otro grupo importante de contrataciones. Creo que a mediados de septiembre estaremos cerca de 65 personas y en diciembre estaremos en el entorno de las 80. Casi todos los trabajadores ya contratados son de la zona y más de la mitad han trabajado anteriormente en la fábrica de Sabiñánigo. De esta forma, hemos querido primar la experiencia y se ha dado prioridad a la gente del entorno.

--Experiencia en reflotar empresas no les falta. Ya lo demostraron en Linares con Inespal.

--Bueno lo hemos hecho en muchos sitios. En Linares, en Logroño, en Alicante... Hemos comprado muchas empresas que estaban mal no solo después de la crisis, también antes. La fábrica que tenemos en EEUU la compramos y en un año y pico la hicimos rentable.

--¿Reflotar empresas es una buena estrategia para crecer?

--Todo depende. Nosotros no somos un grupo financiero, sino industrial. Tenemos nuestro oficio y aportamos nuestro saber hacer. Llevo 43 años en el sector del aluminio y creo que cuando compramos algo no lo compramos muy caro, pero lo que sí hacemos es sacar rentabilidad en dos o tres años. Si no, no nos interesa.

--Su grupo factura unos 250 millones de euros y manejan unas expectativas de 800 millones para el 2017. ¿Cuáles van a ser los pilares de ese crecimiento?

--Lo vamos a hacer de varias maneras. Muchas de nuestras plantas son nuevas, como por ejemplo la de Brasil o Australia. Estamos abriendo nuevos mercados y, además, tenemos en mente nuevas posibles adquisiciones. Todo ello nos permitirá crecer en los próximos años. Ahora tenemos fábricas en todos los continentes menos en Asia, aunque no descartamos posicionarnos en un futuro en países como Indonesia o Malasia.