España es el segundo país entre los más desarrollados en el que las empresas de comercio y fabricantes de bienes de consumo pagan un tipo efectivo del impuesto de sociedades más bajo, el 20,6%. Sólo Holanda es más barata, con el 20,4%, según un estudio de Landwell, de PricewaterhouseCoopers. Esa baja tributación se debe a las medidas fiscales en favor de la internacionalización y beneficia a los fabricantes de bienes de consumo y menos a las cadenas comerciales.