El sindicato alemán del metal, IG Metall, seguirá la doble estrategia de la movilización, por un lado, y de la negociación con la dirección de General Motors Europa, por otro, en lo relativo al plan de reestructuración anunciado el pasado jueves por la compañía y que supondrá la supresión de 12.000 puestos de trabajo (600 de ellos, en la factoría de Figueruelas). En este sentido, el comité de empresa central de la multinacional en el Viejo Continente ha convocado para mañana una jornada de protesta contra el ajuste.

Los trabajadores pedirán a la dirección de la división europea del grupo (que incluye las marcas Opel, Vauxhall y Saab) que no lleve a cabo despidos traumáticos y que no cierre ninguna de sus fábricas en Europa. El vicepresidente del sindicato IG Metall, Berthold Huber, espera que alrededor de 40.000 empleados participen en la movilización.

"La lucha no es suficiente por sí sola y la negociación tampoco", afirmó Huber, respecto a la línea que seguirá su organización en el conflicto laboral de las plantas alemanas de Opel."El objetivo de las negociaciones es acordar un concepto de futuro para todas las factorías germanas", prosiguió el sindicalista. Los sindicatos aspiran a lograr, cuando menos, el compromiso de que no se desmantelará ninguna planta.

CONTINUAN LOS PAROS El posible cierre de una factoría a medio plazo no fue excluido por completo por el presidente de General Motors Europa, Fritz Henderson, aunque señaló que el objetivo de reducir los costes anuales en 500 millones de euros hasta el 2006 podía conseguirse sin la necesidad de cerrar una planta. No obstante, ese compromiso ha sido matizado con amenazas de tomar drásticas medidas si la plantilla de Bochum mantiene sus "huelgas salvajes". Desde el pasado jueves no han salido más automóviles de la factoría alemana. Bochum es clave en la red de producción de GM porque suministra componentes a Gran Bretaña, Polonia y Bélgica, cuyos almacenes tienen capacidad para aguantar poco más de cuatro días.

El comité de empresa evoca la posibilidad de llevar a cabo "una gran huelga" como la que sufrió General Motors en Estados Unidos en la planta estadounidense de Flint, que obligó a la compañía a suspender su actividad en este país durante varias semanas, con la paralización de 26 de las 29 factorías del grupo.

El plan de reestructuración de General Motors Europa contempla que el 90% de las supresiones de empleos se lleven a cabo el próximo año. Mil de ellas afectarán a operaciones externalizadas y la mayor parte se concentrará en Alemania, especialmente en las áreas de producción e ingeniería. Además, la empresa reducirá la fabricación en unos 200.000 vehículos al año. La filial europea de la multinacional automovilística, que registró unas pérdidas de 192 millones de euros en el tercer trimestre, indicó que iniciará inmediatamente las negociaciones con los sindicatos para la aplicación del programa de ajuste.