Después de un año, la espera ha valido la pena. El tren privado de la compañía de transportes Arriva, propiedad del gigante ferroviario alemán Deutsche Bahn, ha recibido el beneplácito de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para prestar sus servicios en la línea ferroviaria internacional entre A Coruña y Oporto.

"La entrada de Arriva no compromete el equilibrio económico del contrato de servicio público de Renfe Viajeros con el Estado". Esa es la principal conclusión del informe elaborado por el organismo regulador nacional, a petición de Renfe Viajeros la operadora pública- que argumentó que un nuevo operador ferroviario en esta línea que une España y Portugal "supondría un importante menoscabo económico, puesto que reducirá el número de pasajeros que utilizan en la actualidad el servicio de operador público".

Nada más lejos. La autoridad de competencia considera que la propuesta de la empresa privada alemana beneficia a los usuarios porque proporciona "mayores frecuencias" y posibilita la aparición de nuevas ofertas de servicios gracias a la combinación del tren con el autobús, puesto que Arriva tiene una importante flota de autobuses en Galicia y en el norte de Portugal.

El dilema residía en que el servicio de larga distancia que propone Arriva coincidía en partes con otros de media distancia en los que Renfe Viajeros tiene obligación de servicio público. Según la compañía pública, el nuevo servicio internacional supondría una pérdida de ingresos para la compañía. Sin embargo, según las cuentas de la CNMC la incidencia financiera neta del nuevo servicio internacional sobre el equilibrio económico de dicho contrato de servicio público se sitúa en el 0,12% de los ingresos. Insuficiente para parar el proyecto: Arriva necesitaba que el impacto fuese inferior al 1%. Si este porcentaje se situaba en el 1% y el 2%, debería realizar modificaciones, y si superaba el 2%, no podría explotar la línea.

Renfe podrá solicitar una revisión de estos resultados si se produce una "diferencia sustancial" entre el impacto real y estimado de los servicios en el plazo mínimo de dos años o si el contrato de servicio público expira antes de su periodo inicial de validez.

Así, la filial de la alemana Deutsche Bahn ya tiene el permiso definitivo del regulador y solo le queda solicitar capacidad en la red ferroviaria de Adif, "siempre que disponga de los certificados de seguridad y material rodante homologados". Entonces ya tendrá la autorización total para su conexión internacional entre las ciudades gallegas de A Coruña, Santiago, Vilagarcía, Pontevedra y Vigo con la portuguesa O Porto.