Si hay leyes llamadas inexorables es porque se cumplen siempre y en toda ocasión. Hay excepciones que desafían la regla general, pero que se admiten siempre que no alteren el principio de que existe desde tiempos inmemoriales, y que también caben en los análisis de bolsa. Ayer se pudo comprobar la vigencia de estos consensos. El motivo fue que una enfermera de un hospital de Madrid se había contagiado de ébola porque había formado parte de los equipos sanitarios de tratamiento del sacerdote contagiado y repatriado de África hace unas semanas.

La ocasión perfecta para aplicar la ley inexorable de que la noticia había de tener sus reflejos en los mercados de valores de renta variable, no fuera caso que fueran ajenos a la actualidad más inmediata. Así se consiguió que las acciones de compañías aéreas y hoteleras españoles vieran reducido, de manera severa, el precio de sus acciones cotizadas en la bolsa española. Que la operación de huída de esos valores bursátiles se iba a contagiar al resto, era cuestión, también, inexorable. Las correcciones bajistas acabaron por afectar al resto de bolsas europeas, pero a la inversa de hace un par de días: si el lunes la bolsa española fue la que más subió, ayer la mayoría de parquets europeos estuvieron más contenidos.

La tendencia bajista la determinan que en Alemania cayeron los índices de demanda industrial, que el FMI sigue dudando del crecimiento sólido mundial y que en la Fed dudan si hay que subir ya los tipos de interés. Así, el Ibex perdió el 2,02% y se situó en los 10.430 puntos.