El presidente del gigante aeronáutico europeo, Guillaume Faury, advertía hace unos días a sus 135.000 trabajadores de que estaba en juego la supervivencia de Airbus debido al parón generado por la epidemia de coronavirus.

La compañía se ha visto obligada a reducir costes al haber perdido un tercio de su actividad de la noche a la mañana y este miércoles el grupo ha anunciado unas pérdidas de 481 millones de euros en el primer trimestre del 2020 y una reducción del 15% en su cifra de negocio. Airbus tenía unos beneficios de 40 millones hace justo un año.

La publicación de resultados confirma que entra en un área de turbulencias económicas al registrar un 'cash-flow' negativo de 8.500 millones de euros a pesar de que tenía una reserva de 4.450 millones a principios del 2019.

Para enfrentarse a esta nueva situación ha realizado un Erte que afecta a 3.000 empleados en Francia y ha revisado a la baja sus previsiones de producción de manera que pasará de fabricar 60 unidades mensuales del modelo A320 a 40 aparatos.

El covid 19 ha asestado un duro golpeo al sector aéreo y sus consecuencias en el sector durarán años. La epidemia ha obligado a paralizar más del 90% de la flota aérea mundial, los aeropuertos funcionan a medio gas, si es que no están cerrados como es el caso de Orly, en París, y la actividad de compañías aéreas como Air France se ha reducido un 98%, obligando al Estado a acudir al rescate con un préstamo de 7.000 millones de euros para mantenerla a flote.

Un contexto demasiado pesimista como para encargar nuevos aparatos. La tasa de producción de nuestros aviones es ahora entre un 30% y un 35% inferior a los planes precedentes, ha dicho Faury. El gabinete Archery Strategy Consulting calcula que en los próximos cinco años la demanda de nuevos aviones podría caer entre un 40% y un 60%.

El fin del A380

A las compañías aéreas no les quedará más remedio que adaptarse y centrarse en aviones más baratos, así que la crisis del coronavirus le dará de rebote el toque de gracia al Airbus A380, que hace un año se resignaba a aceptar su fracaso comercial al no recibir encargos suficientes.

La alemana Lufthansa ya ha anunciado que reducirá el tamaño de su flota y que prescindirá de sus seis A380 mientras que Air France contempla dejar de explotar en 2022 ese súper jumbo que consume un 20% más de combustible por asiento que los aviones de nueva generación y genera más CO2.

Con capacidad de hasta 850 pasajeros y lanzado en 2007 para competir con el legendario 747 del norteamericano Boeing, el proyecto del A380 era visto como el símbolo de la cooperación industrial europea dado que en el programa participan Francia, Alemania, Reino Unido y España.