La economía española cerró el primer trimestre del año con más crecimiento del PIB, del empleo, de los salarios y de los precios pero también con una menor productividad. Estos datos constituyen la cara y la cruz de la Contabilidad Nacional Trimestral publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que, en todo, caso confirman la tendencia de desaceleración de la economía resecto al año pasado.

Según los datos del INE, la economía creció el 0,7 % en los tres primeros meses, una décima por encima del trimestre precedente, gracias sobretodo al repunte de la inversión empresarial (1,5% más que el trimestre anterior), a la recuperación de la industria (1,4%) y al sostenido avance de la construcción (1,8%).

En relación al mismo periodo del año anterior, el crecimiento del PIB se sitúa en el 2,4%, una décima por encima del registrado en el último trimestre del 2018. La demanda interna redujo su aportación al crecimiento, en tanto que la demanda externa aportó dos décimas (cuatro más que en el trimestre previo).

Los datos anuales, sin embargo no esconden la desaceleración de la economía española. En el primer trimestre del 2018 la economía crecía a una tasa anual del 2,9%, frente al 2,4% actual.

En la zona euro, el proceso ha sido similar aunque con tasas inferiores a las de España. La economía de la UEM creció el 0,4% en los tres primeros trimestres del 2019, duplicando la tasa del trimestre previo. En tasa anual, el avance fue del 1,2% sin cambios respecto del trimestre precedente. En el conjunto de la UE-28 el PIB subió el 0,5% en el trimestre y el 1,5% en tasa anual.

Los datos también revelan que el empleo aumentó el 0,7% en tasa trimestral, una décima por encima del trimestre precedente, mientras que en tasa interanual aceleró dos décimas, hasta el 2,8%, lo que supone un incremento neto de unos 510.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año.

En el interanual, las horas trabajadas bajan dos décimas, hasta el 2,8%. Así, los datos no parecen apuntar los síntomas de desaceleración que muchos previeron tras el alza del salario mínimo interprofesional (SMI) del 22% desde enero. Esta decisión política sí ha podido influir en la variación de la remuneración media por asalariado del 1,3%, frente al 1,1%. También ha subido el 1,3% el beneficio empresarial.