Arento, el gigante agroalimentario aragonés, afronta una semana decisiva para su futuro. El próximo día 18 su asamblea decidirá, en convocatoria extraordinaria, si da el visto bueno a una ampliación de capital de cuatro millones de euros planteada por el consejo rector de la sociedad con el objetivo de hacer frente a su delicada situación financiera. La cita servirá también para elegir al nuevo presidente de Arento, que relevará a Pedro Naudín en el cargo, y para introducir cambios en la gestión y perfilar el nuevo plan de negocio.

De todos estos cambios, lo más urgente para el futuro de la cooperativa agroalimentaria será poner solución a la complicada situación financiera que está detrás de la crisis de Arento. Las cifras son elocuentes. Al cierre del 2016, la sociedad arrastraba un pasivo no corriente (deuda a largo plazo) que superaba los 11 millones -10,8 millones con la banca-, pero su pasivo corriente (circulante y deudas con vencimiento inferior a un año) excedía los 53 millones -21 millones con entidades de crédito y 31 millones con proveedores y otros acreedores-, según las cuentas publicadas por la empresa. Estas cifras encendieron todas las alarmas por la imposibilidad de devolver ese volumen de deuda a corto plazo. De ahí la necesidad de poner en marcha una refinanciación de forma urgente.

Durante las últimas semanas se ha trabajado intensamente en la búsqueda de un acuerdo con Bantierra y Caja Rural de Teruel, principales acreedores del gigante agroalimentario, que tiene contraídos créditos con una quincena de entidades financieras. Las negociaciones están «avanzadas», pero todavía no se han cerrado y es posible que sea necesaria alguna garantía más para sellar una operación que fuentes financieras califican de «muy compleja».

La ampliación de capital de 4 millones, que serán aportados por las cooperativas socias de Arento (entre 5.000 y 200.000 euros, según su tamaño y participación en el negocio), es el primer paso para caminar hacia el saneamiento del grupo. Esta misma semana 13 de las 15 cooperativas que integran el consejo rector de Arento firmaron una confort letter (carta de conformidad) en la que expresaban su compromiso financiero y en el negocio. Pero si esto no fuera suficiente, existe la posibilidad de que el Gobierno de Aragón aporte un aval que otorgue mayores garantías a una operación que pretende hacer frente a las necesidades de liquidez, afrontar los pagos con más tranquilidad y equilibrar la estructura financiera de Arento.

CUENTAS DE CRÉDITO

Las inversiones realizadas por Arento en los últimos años han sido cuantiosas, pero la negociación de los préstamos -sobre todo a corto plazo-- para financiarlas ha sido lo que ha arrastrado al grupo a la crisis. Según ha podido saber este diario de fuentes solventes, la situación en la sociedad llegó a tal punto que se recurrió a la firma de créditos rápidos con entidades como Cofidis, con intereses desorbitados, lo que disparó los gastos financieros. Según la cuenta de pérdidas y ganancias del 2016, el coste de financiación superó los 2,5 millones en ese ejercicio.

Además, Arento también se financió a través de cuentas de crédito, lo que incrementó los intereses que tiene que pagar y generó un importante problema de liquidez, ya que tenían que ser devueltos en el corto plazo. Y ello fue debido a que las entidades tradicionales con las que ya tenía suscritos estos préstamos limitaron el crédito a Arento, algo que, por otra parte, ha sido habitual durante los años de crisis económica en la banca.

De conseguirse la reestructuración financiera de Arento, los ahorros pueden superar el millón de euros solo en financiación, apuntaron fuentes cercanas a la operación, aunque el saneamiento del grupo deberá de ser integral y prolongado en el tiempo. El cambio de presidente y gerente será lo más visible, pero la nueva etapa obligará a redimensionar la plantilla (150 empleados), vender algún activo que no forma parte de la actividad principal de Arento, mejorar la cuenta de resultados, dar prioridad a las inversiones e impulsar un cambio en la gestión.