Quemaron la tarjeta hasta horas antes de que el Gobierno interviniera Bankia. En los últimos cinco meses al frente de esta entidad el expresidente Rodrigo Rato, el exvicepresidente José Manuel Fernández Norniella y el exdirector general Ildefonso Sánchez Barcoj gastaron 55.892 euros con sus tarjetas b. En restaurantes abonaron 4.323 € y en el Corte Inglés se dejaron 8.623,39 €.

Estos datos aparecen en el extracto de las tarjetas opacas que han sido desveladas por dos auditorías de Bankia. Este sistema de pago, según el FROB y un asesor externo, fue ideado por los antiguos gestores de Caja Madrid y heredado por Bankia. Y consistía en conceder a los consejeros y directivos una tarjeta de empresa que estaba fuera del circuito ordinario bajo la responsabilidad de Sánchez Barcoj.

GASTOS MENORES

Rato, según fuentes de la investigación, redujo el número de usuarios de estas tarjetas a cinco, pero heredó el pago de otros 20 antiguos consejeros de Caja Madrid. Los gastos de estos últimos fueron casi simbólicos desde enero hasta mayo del 2012 --cuando fue intervenida la entidad-- ya que alcanzaron los 3.800 euros. Un año antes solo cinco consejeros de Caja Madrid dispusieron de 43.900 euros para sus gastos personales entre ellos Carmen Contreras (15.000 euros) o Rafael Spottorno (12.000).

Rato y sus exmandos tampoco se quedaron cortos al estrenar sus tarjetas b cuando nació Bankia en diciembre del 2010. En el primer año de vida de esta entidad gastaron, junto a Matias Amat, 141.567 euros. Es decir, en los dos años de su mandato dispusieron de 197.459 euros.

El expresidente de Bankia, por ejemplo, retiró 16.000 euros en efectivo de cajeros automáticos entre el 22 de febrero y el 5 de mayo del 2012. Y quizá empleó este dinero en pagar otros gastos porque entre enero y su dimisión, el 7 de mayo, solo usó su business oro para cargar facturas de restaurantes (710 euros) y floristerías (741 euros).

Por su parte, Sánchez Barcoj se gastó 6.703 euros en hoteles y billetes de avión entre marzo y mayo del 2012. Y anuló un último cargo de 503 euros el día en que Bankia fue intervenida, el 9 de mayo del 2012. Además, abonó 2.120 euros en restaurantes y casi 200 en flores.

José Manuel Fernández Norniella consumió 7.439 euros en El Corte Inglés en 19 compras de 400 euros entre el 2 de febrero y el 5 de mayo del 2012. LLegó a realizar hasta cuatro cargos por este importe en un mismo día como ocurrió el 7 de julio y el 5 de mayo, dos días antes de la dimisión de Rato y cuatro antes de la intervención. Además, el exvicepresidente de la entidad abonó 1.493 € en restaurantes.

Estos cuatro exdirectivos fueron requeridos por Bankia para que justificaran sus gastos, pero todos ellos se negaron aunque se optaron por devolver el importe de sus compras. Rato, Fernández Norniella, Sánchez Barcoj y Amat devolvieron a la entidad el importe total de sus gastos por transferencia bancaria el pasado 1 de julio, aunque el expresidente aplazó el pago hasta el 3 de julio y cargó el gasto a una cuenta del Banco Sabadell.

Rato y Sánchez Barcoj, junto al expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, declaran el próximo jueves ante el juez Fernando Andreu. y es que el auditor externo de Bankia, en un informe, sugiere a los investigadores que examinen "la conducta de quienes autorizaron o acordaron la utilización de estas tarjetas" tras afirmar que los usuarios de las mismas no han cometido delito porque creían que podían usar su business para sus gastos personales. Por el contrario, la cúpula de la entidad, según este dictamen, ha podido cometer un delito de administración desleal.

Para el FROB, el uso de estas tarjetas por parte de los directivos de Bankia reviste un plus de reproche porque conocían la "existencia de dificultades en el sector financiero, los apoyos a la entidad y las medidas de austeridad".

CONDENA SOCIAL

Fuentes jurídicas explicaron ayer que los protagonistas de este escándalo intentarán demostrar en sus comparecencias judiciales que el gasto de estas tarjetas era un complemento de su salario y completamente legal, al no ser tarjetas de empresa, de las que también disponían. No obstante, las fuentes consultados explican que ellos sienten que aunque pueden librarse de una condena penal, de la social va a ser imposible.