Todos los objetos que botan lo hacen porque son elásticos. Es decir: cueste la fuerza que cueste, se les puede deformar y luego ellos recobran su forma anterior. El objeto más elástico es el que se restituye a su forma primitiva de una forma más precisa. Sin embargo, hay un punto, llamado zona plástica, en que el material se estira y estira hasta romperse. A ello se debe, por ejemplo, que una pelota de goma rebote y otra el plastilina, no. ¿De que están hecho, por tanto, los rebotes bursátiles? Pues depende del material que constituye las tendencias de fondo de los mercados en cada momento.

En este momento, el grado de elasticidad bursátil es incierto. Lo demostró la sesión de ayer, en que los índices fueron dando tumbos ante lo incierto del panorama. Las bolsas intentaron a primera hora el rebote tras el duro castigo de la víspera, pero nuevos rumores sobre un impuesto en Grecia a los poseedores de su deuda devolvieron el nerviosismo a los inversores. Solo el buen dato de construcción de viviendas en Estados Unidos logró imponer las compras en el último tramo de la jornada, aunque fueron insuficientes. Las dudas sobre la debilidad de la recuperación parecen haberse apoderado de golpe de los agentes del mercado, pese a que los expertos venían advirtiendo de ella desde hace tiempo. El Ibex 35 subió el 1,1%, hasta los 10.478,7 puntos, pero pierde un 0,08% en la semana. La prima de riesgo cayó a los 168 puntos básicos, con el interés del bono en el 2,95%.