Es una idea común desde que la enunció Aristóteles que en el punto medio está la virtud. En economía el equilibrio se define como una situación en que la demanda y la oferta en un mercado son iguales o en que los factores que pueden provocar cambios en el mismo se anulan entre sí. Podría parecer una situación ideal, pero no lo es.

Como alertan muchos economistas, un mercado puede estar en equilibrio y no satisfacer las necesidades de la gente ni contribuir al bienestar social, como ocurrió durante la Gran Hambruna irlandesa del siglo XIX. Hay que tenerlo presente al analizar sesiones como la de ayer.

La jornada acabó en tablas pero fue de todo menos plácida. Las fuerzas de sentido opuesto que vienen operando en el mercado en la últimas semanas volvieron a manifestarse. En la primera parte del día, el recrudecimiento del conflicto en Ucrania azuzó los temores a una escalada bélica o cuanto menos a problemas energéticos en el norte de Europa. También volvió el miedo a un frenazo de China, tras darse a conocer un mal dato de producción manufacturera.

Una tendencia negativa que, como en anteriores ocasiones, fue contrarrestada por las noticias llegadas desde EEUU, donde se publicó un buen dato de facturación del sector servicios. Así las cosas, el Ibex 35, que llegó a caer el 1,25%, cerró casi plano (0,02%, en los 10.477 puntos), con el interés del bono por debajo del 3% y la prima sobre los 150 puntos básicos.