Renfe se quedará, a final de año, con una deuda de 2.466 millones de euros, pese a la operación de saneamiento aprobada el viernes por el Gobierno, que libera a la empresa de 5.459 millones de deuda al ser asumida por el Estado. La mayor parte de la deuda que conservará Renfe está relacionada con la compra de trenes de alta velocidad; otra parte corresponde a obras de infraestructuras. Con todo, la operación de asunción de deuda permitirá a Renfe ahorrar 204 millones al año.

La ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, se reunió ayer con el presidente de Renfe, José Salgueiro, para analizar el proceso de asunción de deuda. La ministra se refirió a la operación como "una decisión histórica", que supone "el pistoletazo de salida para todo el sector ferroviario" y que concede a Renfe "una posición de solvencia financiera" para empezar a competir con otros operadores privados a partir de enero. "La situación de endeudamiento con la que nos hemos encontrado hacía inviable el ferrocarril a corto plazo", afirmó.

La ministra detalló "los problemas alarmantes y escandalosos" heredados del Partido Popular en relación al AVE.

Los trenes de esta línea no empezarán a circular a más de 200 kilómetros hora hasta el segundo semestre del 2005, cuando concluya el nuevo sistema de señalización. Después, los trenes ganarán velocidad "gradualmente", hasta alcanzar los 325 kilómetros.

La ministra de Fomento explicó que el Gobierno "negocia" con Siemens crear una empresa mixta de modo que la firma alemana traslade a las factorías que tiene en Valladolid y Málaga la fabricación de todo su material de alta velocidad. Esta fórmula podría servir para resarcir al Estado español por el contrato incumplido por parte Siemens (que debía haber entregado 16 trenes hace un año), a cambio de "una salida que conviene a los intereses españoles".