Participó en la guerra de los bóeres y en la primera y segunda guerras mundiales. Le dispararon en la cara, la cabeza, el estómago, el tobillo, la pierna, la cadera y la oreja. Sobrevivió a dos accidentes aéreos. Cavó un túnel para escapar de un campo de prisioneros. Y se arrancó sus propios dedos a bocados ante la negativa del médico a amputárselos. Es la historia de Adrian Carton de Wiart, un oficial del ejercito británico quien, preguntado por su experiencia en el primer conflicto, dijo: "Francamente, he disfrutado en la guerra". Hay que tener mucha flema --o estar un poco trastornado-- para asegurar tal cosa, desde luego. Aunque es cierto que las cosas buenas se valoran más tras el sufrimiento, que es precisamente lo que parecen sentir los inversores con esta salida de la crisis, tenue para los ciudadanos y sólida en los mercados.

La sensación de fondo en el parquet sigue siendo positiva. Ayer, los inversores recibieron con los brazos abiertos a Janet Yellen en su primer discurso como presidenta de la Reserva Federal estadounidense. Tras algún titubeo en las cotizaciones durante sus primeras palabras, las compras predominaron al confirmarse que, como se esperaba, continuará con la retirada suave de las medidas de estímulo iniciada por su predecesor.

Así, el Ibex 35 subió el 1,09%, a los 10.091,2 puntos, y la prima se quedó en los 192 puntos. Nadie ha disfrutado la crisis, pero muchos están disfrutando su superación en los mercados.