Más de 30 años después de su muerte, Mao acepta cada vez más intercambios comerciales en todo el mundo. Los yuanes, en cuyos billetes aparece inexorablemente el ovalado rostro del fundador del país, son ya la segunda divisa en los pagos globales. Lo certificó recientemente la organización de servicios de transacciones financieras Swift. "El yuan es claramente una moneda top en los intercambios financieros globales y aún más en Asia", afirmó Frank de Praetere, responsable del área Asia Pacífico de Swift.

Los datos ofrecen diferentes lecturas. El dólar acaparó en octubre del año pasado el 81,08% del comercio internacional mientras el yuan apenas contaba con el 8,66%. El largo reinado del dólar parece, pues, inalterable. Pero si acudimos a la tendencia supersónica del también llamado renminbi (la moneda del pueblo), el cuadro se ve distinto. En enero del 2012, menos de dos años atrás, el yuan se quedaba en un irrisorio 1,89% y ocupaba la cuarta posición. En este tiempo se ha cuadriplicado y ha superado al yen japonés y al euro, empujado al tercer puesto con el 6,64%.

Reformas económicas

No hace tanto tiempo, cuando incluso el won coreano y el rublo ruso superaban al yuan, algunos expertos pronosticaban que la divisa china se alzaría a la cuarta posición... en el 2020. Son los signos de los tiempos: después de discutir la hegemonía global estadounidense en otros campos, Pekín acosa ahora a Washington como potencia financiera. Aunque China y Hong Kong aglutinan hoy el comercio en yuanes (58% y 21%, respectivamente), el flujo alcanza volúmenes considerables en Singapur, Alemania y Australia.

El deseo del Gobierno chino es internacionalizar el yuan, algo que forma parte del ideario político desde hace tres años. El reciente tercer plenario del Partido Comunista de China lo ha subrayado como clave en el programa de reformas económicas que persiguen un mayor flujo de capitales dentro y fuera de China.

En el último año ha emprendido pasos decisivos. La zona de libre comercio establecida en Shanghái en septiembre permite la libre convertibilidad del yuan sin interferencias gubernamentales. Por otro lado, Pekín ha intensificado los lazos con entidades financieras internacionales. El Banco Central Chino firmó en octubre un acuerdo con el Banco Central Europeo de 350.000 millones de yuanes (42.253 millones de euros) para que los bancos de la zona euro accedan al yuan. Pekín ha firmado acuerdos similares con Gran Bretaña hasta un máximo de 80.000 millones de yuanes (9.600 millones de euros) que evita el peaje hongkonés y con Singapur, hasta 37.000 millones de euros.

Los expertos juzgan que la irrupción global del yuan beneficiará a un sistema monetario internacional lastrado por el imperio abrumador del dólar. No es probable que Washington "subordine sus objetivos nacionales a las necesidades de la economía internacional", aclaraba recientemente en el Financial Times Ousméne Mandeng, exdirector gerente del Banco UBS y exjefe de división del FMI, que pedía más monedas en el mundo para acabar con la dictadura del dólar

También China ha urgido a la "desamericanización" del mundo con una nueva divisa de reserva. La agencia de noticias oficial Xinhua aludía a los problemas que las vicisitudes de la política estadounidense causaba en otros países. Ocurrió en octubre, cuando la parálisis provocada por los radicales del Tea Party hizo temer por la salud de los 1,3 billones de dólares en reservas chinas. "Esos días alarmistas en los que el destino del mundo está en manos de naciones deben terminarse y un nuevo orden mundial debe tomar el mando", clamaba el editorial en una demostración de que la expansión del rostro de Mao no es una cuestión solo económica.