La llegada de Julián Lóriz a la secretaría regional de UGT-Aragón se produce en unas circunstancias muy similares a las que llevaron a su antecesor, Jesús Membrado, a asumir la dirección del sindicato en la comunidad en 1993. En ambos casos, el relevo se ha producido tras el paso al terreno político de sus correspondientes predecesores. Así, si hace diez años fue Membrado quien tomó las riendas de la organización después de que José Antonio Cid fuera nombrado consejero de Industria, ahora es él quien pasa el testigo a Lóriz, para iniciar una nueva etapa liderando en las próximas elecciones generales la lista del PSOE al Congreso por la provincia de Zaragoza.

Convencido del papel social y político de los sindicatos, Membrado ascendió en UGT de la mano de Cid, siendo, desde 1986, la persona que controlaba el aparato de la central desde la secretaría de Organización. Una vez al frente del sindicato --e igual que ha ocurrido ahora--, Lóriz fue el designado para ocupar el puesto que dejaba en Organización, convirtiéndose, durante estos diez años, en su hombre de confianza.

El liderazgo de transición que inició Membrado en 1993 se vio ratificado de forma unánime en el primer congreso regional que celebró la central al año siguiente, pese a que el sindicato llegaba dividido, debido a las diferencias surgidas entre las distintas sensibilidades en la sucesión de Nicolás Redondo a nivel confederal. Así, mientras las Federaciones del Metal y Construcción apoyaron la candidatura de Manuel Fernández Lito , el comité regional se mostró partidario de la opción oficial que encabezaba Cándido Méndez.

Talante aglutinador

No obstante, pese a diferencias puntuales --fue el caso de las mostradas por la Federación de Servicios, de Enseñanza, de Industrias Afines y de Transporte en el último congreso regional del 2002, o la salida de Gabriel Fustero en marzo del pasado año--, Membrado ha logrado aglutinar los distintos sectores del sindicato a lo largo de estos diez años a su frente.

Una década en la que, entre otras cuestiones, se ha consolidado la regionalización del sindicato, se ha logrado incrementar la afiliación --de 30.000 en 1993 a los 44.000 actuales--, el freno a la privatización de la gestión del agua o la puesta en marcha de su centro de formación Arsenio Jimeno, un ambicioso proyecto que se empezó a gestar en 1998 y que abrió sus puertas en noviembre del 2001. Con una inversión de seis millones de euros y dotado con la más moderna tecnología, la previsión de sus responsables es que anualmente pasen por sus aulas de formación más de 10.000 alumnos.

Sin embargo, estos diez años de Membrado al frente del sindicato no han estado exentos de dificultades. Así, aunque la unidad de acción sindical ha caracterizado la relación con CCOO --lo que ha permitido alcanzar numerosos e importantes acuerdos--, UGT decidió romper esa unión en noviembre del 2002, tras las manifestaciones realizadas desde Comisiones y en las que se ponía en duda la legalidad del convenio formativo del Arsenio Jimeno. La unidad se recuperó dos meses después.

Asimismo, Membrado ha asistido a la negociación de distintos traspasos de competencias a la comunidad. Con más de dos años de conversaciones, el traspaso educativo fue uno de los más duros. UGT-Aragón --liderada por un maestro-- tuvo un papel muy activo en la misma y, junto a otros colectivos, abanderó diversos actos de protesta para exigir una transferencia justa. Movilizaciones que se han reproducido a la hora de demandar otras mejoras laborales y sociales y que tuvieron su culminación en la huelga general del 20 de junio del 2002.

Del mismo modo, la llegada de Membrado a la secretaría de UGT-Aragón coincidió con el anuncio de la suspensión de pagos de la cooperativa de viviendas PSV, promocionada por el sindicato, y que afectó a unos 400 aragoneses. Sin embargo, el sindicato también ha logrado quitarse esa espina con la promoción de numerosas viviendas de protección oficial en Parque Goya.

Así, aunque la marcha de Membrado había sonado con anterioridad --ya fuera para cubrir un puesto en la confederal del sindicato o como candidato a la alcaldía de Zaragoza--, es ahora cuando ha decidido dar el salto. Por todo ello, asegura dejar la secretaría de UGT-Aragón con cierta tristeza, aunque orgulloso del trabajo realizado.