Apenas falta un año para que el Reino Unido se marche de las instituciones de la Unión Europea (UE). Su abandono definitivo del mercado único está previsto para un poco más tarde, después de diciembre del 2020. Un elevado porcentaje de empresas españolas tiene conexión, de un modo u otro, con el mercado británico y, a pesar de la sacudida que para todas ellas supondrá la salida del Reino Unido de la UE, el brexit, tan solo una de cada tres declara estar preparándose para ello.

Tan preocupante dato procede de un reciente estudio elaborado por la consultora KPMG a partir de una encuesta entre 2.000 directivos españoles. Otro sondeo de las Cámaras de Comercio de la UE pone de manifiesto que el brexit figura como la última preocupación de las empresas no solo en España, sino también en la media de la UE. Solo el 3% de las compañías españolas perciben el brexit como un condicionante previsible para su actividad en el 2018 (frente al 5% que así lo señalaban en el 2017).

Pero el brexit puede tener importantes consecuencias para las empresas españolas en las áreas financiera, fiscal y legal, así como en los modelos de negocio y cadenas de suministro, en las relaciones comerciales y en la relación con los empleados. De la encuesta de KPMG, destaca la proactividad del sector financiero, en el que más de la mitad (58%) de las empresas encuestadas ya tienen un plan de contingencia frente al brexit. Otros sectores ágiles en su reacción han sido los de turismo (39%) y servicios profesionales (37%).

DEMASIADA INCERTIDUMBRE / «De momento, las empresas españolas perciben que el brexit les pilla un poco lejos aún», constata Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de España. Hay mucha incertidumbre sobre cómo será la relación futura entre el Reino Unido y la UE, y eso lleva a las compañías a no saber a qué adaptarse. A esto se añade la sensación de que aún queda un tiempo transitorio largo (hasta diciembre del 2020), que podría serlo todavía más si fuera necesario. «Las empresas están aún a la expectativa, a ver qué sucede y cuáles son los plazos reales», resume Mínguez.

La Comisión Europea también está preocupada por la relativa dejadez de las instituciones frente a la bola de nieve del brexit. En un reciente informe del Comité Europeo de las Regiones se pone en evidencia que «menos de un tercio de las regiones de Europa han adoptado acciones ante el brexit». Tras Irlanda, el informe señala a las regiones españolas entre las más expuestas a la salida, junto a otras de países como Alemania, Holanda, Bélgica e Italia.

La intensa caída de las exportaciones españolas al Reino Unido en el último año parece sugerir que la reacción de las empresas de España ante el brexit está adoptando un tono derrotista. Después de muchos años con un crecimiento de las ventas al Reino Unido por encima de la media, en el 2017 retrocedieron el 1,1% frente a un alza del 8,9% en las del resto del mundo. Disminuyeron sobre todo las de automoción, material de transporte y de frutas, hortalizas y legumbres.

OPORTUNIDAD DE NEGOCIO / Ante esta actitud de brazos caídos, desde las organizaciones empresariales y desde la Secretaría de Estado de Comercio se comparte el empeño de que las empresas españolas se preparen debidamente para convertir el brexit en una oportunidad de negocio.

«Soy optimista. Existe la concienciación y estoy convencido de que las empresas españolas van a estar preparadas», afirma Bernardo Aguilera, director de Economía y Asuntos Europeos de la CEOE. Para la patronal, el escenario más plausible de la futura relación entre Reino Unido y la UE es una vía intermedia entre «que las cosas sigan igual» y que todo sea un desastre. Esa vía podría adoptar la forma de un pacto comercial ventajoso para ambas partes, incluso más que el tratado sellado con Canadá, el CETA. Por eso se habla de un CETA-Plus.

Durante el periodo transitorio -del 30 de marzo del 2019 al 31 de diciembre del 2020- seguirán vigentes las reglas del mercado único, con las libertades de movimientos, mercancías, capitales, personas y servicios. Pero también, durante este tiempo, el Reino Unido podrá empezar sus futuros acuerdos comerciales con terceros países y esto es algo que podrá condicionar ya desde el 2019 las relaciones comerciales de la UE con el territorio británico, alerta Antonio Hernández, socio responsable de Estrategia Internacional de KPMG. «Conviene anticiparse lo máximo posible y no esperar a que concluyan las negociaciones», aconseja.