El coronavirus llegó rápido a España. Poco después de darse a conocer en China, el Covid-19 aterrizaba en Europa vía Italia y alcanzaba el resto del continente para desencadenar la crisis más dura, imprevista e incierta que se recuerda. Para los talleres de reparación de automóviles, como para el resto del sector automovilístico y como a muchas otras actividades económicas, el virus supuso un parón que desplomó sus ingresos y puso en peligro miles de negocios. Particularmente, los talleres vivieron con incertidumbre los primeros días del estado de alarma en España, quedando excluidos de los establecimientos cuya apertura estaba autorizada para, apenas unos días después, ser incluidos y poder abrir.

No obstante, el país prácticamente se detuvo entre marzo y junio y la actividad de los talleres se redujo al mínimo. Entonces, las patronales Cetraa y Conepa solicitaron la posibilidad de pedir ertes urgentes por fuerza mayor para los talleres pese a poder abrir. Ya entonces, muchas persianas estaban bajadas, ya que no salía a cuenta tener abierto el establecimiento al no recibir clientes. Un estudio conjunto de ambas patronales realizado a raíz de 750 encuestas a talleres de toda España les ha dado la razón y es que dos de cada tres talleres con personal contratado por cuenta ajena se acogieron a la figura del erte para capear la crisis desatada por la pandemia.

LA ACTIVIDAD SE DESPLOMA

Según el estudio, cuyos resultados se incluirán en la encuesta 'Impacto económico del Covid-19 en empresas de organizaciones miembro' de Confemetal, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Sector del Metal, el 38% de los talleres ha perdido entre un 30% y un 50% de su actividad durante el estado de alarma y los meses posteriores y un 21% ha visto como su actividad caía más de un 50%. El resultado es un desplome de la facturación de más del 50% en el 17% de los casos y entre el 30% y el 50% en el 42% de los talleres encuestados.

Durante el estado de alarma y los meses de recuperación de la actividad, las principales dificultades a las que se enfrentaron los talleres han sido los derivados con la provisión de materias primas, en el 59,8%, y la adaptación de los protocolos de seguridad, aunque solo en un 15,5%. Un 6,2% de los talleres ha detectado positivos en su plantilla.

Ante este panorama, uno de cada cuatro talleres todavía tiene algún trabajador, ya sea a tiempo parcial o completo, en erte. Cetraa y Conepa celebran que, pese a todo, solo el 12% de los talleres se ha visto obligado a despedir a alguien y que siete de cada 10 esperan no hacerlo este año, al tiempo que el 75,3% espera que su facturación sea inferior este año respecto al pasado. Según la encuesta, los créditos ICO, en un 37,1%, y el aplazamiento o fraccionamiento de pagos, en un 20,9%, han sido las medidas que más han agradecido los talleres.