La economía española creció el 3,1% en el 2017, dos décimas menos que en el 2016, tras moderar su avance al 0,7% en el cuarto trimestre, según el avance de datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta tasa del 3,1% coincide con las estimaciones del Banco de España y con las previsiones oficiales del Gobierno y representa el tercer año de la economía española con un crecimiento superior al 3%, aunque con una clara tendencia de desaceleración. En el 2015 la economía avanzó el 3,4% y en el 2016, el 3,3%.

El avance trimestral del 0,7% registrado en la última parte del año, inferior al 0,8% esperado por el Banco de España y otros organismos de previsiones, se desaceleró una décima respecto del experimentado en el tercer trimestre de 2017.

EL ‘EFECTO CATALÁN’

Según el ministro de Economía, Luis de Guindos, el 2018 se ha iniciado bajo «la inercia» del 2017 y es posible que la economía española vuelva a crecer «en el entorno del 3%» por cuarto año consecutivo, si se despeja la tensión política en Cataluña.

En octubre el Gobierno rebajó tres décimas su previsión de crecimiento para el 2018, hasta el 2,3%, en previsión del posible impacto de la tensión política sobre la actividad económica global por el debilitamiento del turismo y el traslado de miles de empresas fuera de Cataluña. El ministro insiste ahora en que el Gobierno corregirá de nuevo su previsión, esta vez al alza, en la presentación del nuevo cuadro macroeconómico que debería acompañar al proyecto de Presupuestos del Estado para el 2018 que el Gobierno espera poder negociar con los grupos políticos. La idea es situar la previsión «en línea» con el consenso del mercado, que se sitúa en torno al 2,6%.

Según De Guindos, el impacto de la situación política en Cataluña «no fue especialmente relevante» en el cuarto trimestre, puesto que tras un mes de octubre «muy malo», con la aplicación del artículo 155 y la convocatoria de elecciones, se vio cómo se recuperaba la confianza en la economía catalana.

Tras el dato de crecimiento del 2017, el ministro precisó que la economía española aún necesita dos años más de crecimiento similar, para que se abandone definitivamente la crisis en términos de empleo: «En estos dos años hay que crear medio millón de empleos al año y producir normalización de la evolución salarial. Con dos años más de crecimiento en torno al 3% estaríamos dejando atrás la peor crisis de nuestra historia reciente».

En todo caso, los datos avanzados ayer por el INE son aún provisionales y no se conocerán a nivel desagregado de los componentes del crecimiento económico del cuarto trimestre, y del conjunto del 2017, hasta el próximo 1 de marzo. Solo entonces se podrán extraer conclusiones sobre el origen de la ligera desaceleración y el posible impacto catalán.

De momento, el servicio de estudios BBVA Research, destacó ayer que la demanda doméstica continúa liderando el crecimiento de la economía española en el corto plazo. En su valoración del dato avanzado por el INE, el servicio de estudios subraya que entre octubre y diciembre la evolución de la actividad fue ligeramente menos dinámica que la esperada al inicio del trimestre, que el propio BBVA Research situó entre el 0,8% y el 1%.

Para la entidad, sus estimaciones señalan que la actividad tuvo soporte sobre todo en la demanda doméstica, tanto privada como pública. Por su parte, la demanda externa neta habría hecho una contribución casi nula al crecimiento, a pesar de la recuperación de las exportaciones.

RIESGOS INTERNOS Y EXTERNOS

Bankia, por su parte, prevé que en el 2018 se prolongue la expansión de la economía, aunque con una paulatina moderación de los ritmos de crecimiento, «lo que daría un avance medio del PIB próximo al 3%» impulsado por la inercia expansiva y el buen contexto exterior. Sin embargo, según los analistas de Bankia, hay otros focos de incertidumbre. «En el ámbito interno destacan la incertidumbre política o una posible relajación de la consolidación fiscal, la mejora de la competitividad salarial y las reformas necesarias para aumentar la flexibilidad y reducir las vulnerabilidades de la economía». Y el entorno exterior «podría ser menos favorable de lo previsto», por una subida mayor del precio del petróleo y de los tipos de interés.