La economía española logró crecer en el cuatro trimestre, con un incremento intertrimestral del 0,4% que, de todas formas, no logró frenar una caída histórica del 11% en el conjunto del ejercicio, según los datos del Insituto Nacional de Estadística (INE). Los resultados del periodo de octubre a diciembre situaron la caída anual en ese trimestre en el 9,1%, casi igual que en el anterior (9%). Este retroceso es consecuencia de la pandemia del coronavirus, que paralizó la actividad especialmente en el segundo trimestre y parte del primero con un confinamiento general. El mantenimiento de un ritmo positivo de produjo tras el principal desahogo que se produjo con un espectacular rebote durante el verano. No obstante, a partir de septiembre volvió a crecer la cifra de contagios y a verse afectada la actividad económica por nuevas restricciones.

Pese a la contención del cuarto trimestre, el desplome del producto interior bruto (PIB) fue histórico el año pasado. Hasta ahora, el mayor descenso anual se había registrado en 2009, en plena crisis financiera, con un retroceso del 3,8%, pero con la crisis del covid se han batido todos los récords y 2020 ha sido el peor año para el PIB desde el inicio de la serie, en 1970.

A su vez es la primera contracción anual del PIB desde 2013, cuando bajó un 1,4%. El año pasado, la economía española creció un 2%. Según se desprende de los datos del INE, la demanda nacional, el componente de más peso, restó 9 puntos al PIB en 2020, mientras que la aportación negativa de la demanda externa fue de 1,9 puntos.

Black Friday y Navidades

El Gobierno, que inicialmente estimó una caída de la actividad de alrededor del 9%, la acabó situando en el 11,2% en las estimaciones incluidas en el plan presupuestario remitido a Bruselas. La caída económica sin parangón en tiempos de paz interrumpió un ciclo de seis años consecutivos de crecimiento. Una de las grandes incógnitas era la evolución en el cuarto trimestre de 2020, que empezó con cierto tono positivo pero que se fue ralentizando como consecuencia de la segunda ola de la pandemia, a pesar de incluir una etapa de incitación al consumo como el Black Friday y las fiestas navideñas.

Pese a que la mayoría de organismos seguían estimando que el producto interior bruto (PIB) iba a volver a terreno negativo en los tres últimos meses del año, entre ellos el Banco de España, con un retroceso intertrimestral del 0,8%; desde el Ejecutivo se lanzaron mensajes optimistas. Primero fue el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que auguró un alza del 2,4% en el cuarto trimestre.

Menos trabajadores en erte

Y después por parte de la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño. Uno de los elementos que invitaba a cierto positivismo era la reducción de trabajadores sujetos a expedientes de regulación temporal de empleo (erte). De los 4,7 millones en esa situación en el segundo trimestre, se pasó a 3,5 millones en el tercero y 1,8 millones en el cuarto trimestre. Finalmente, las cifras del INE confirman las estimaciones optimistas del Ejecutivo, si bien no sirvieron para seguir siendo el país en el que se ha registrado un mayor descenso anual del PIB, por el peso de los sectores más afectados por la crisis, como el turismo y el comercio.

A medida que avanzó el ejercicio, algunas previsiones fueron mejorando hasta esta misma semana en la que el Fondo Monetario Internacional (FMI), rebajó la magnitud del desplome del 12,8% que había estimado en octubre pasado al 11,1%, que siguió siendo el mayor de todas las economías.

Después de un primer trimestre en el que el confinamiento general como consecuencia de la primera ola de la pandemia del coronavirus se notó en la última quincena de marzo y el producto interior bruto (PIB) experimentó un descenso del 5,3% y del 4,2% en términos interanuales, en el segundo se registró el mayor impacto, con un inédito derrumbe intertrimestral del 17,9% y del 21,6% interanual. En el periodo del verano, tras el levantamiento de las restricciones se produjo un rebote intertrimestral también sin precedentes del 16,4% que, aún así mantuvo la caída del conjunto de la actividad en términos interanuales en el 9%. Tras el verano y después de haber salido de la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caídas) fueron aumentando de nuevo las restricciones, en especial en la hostelería.