--Durante su visita a las zonas afectadas por las tormentas en Zaragoza, se le vio dubitativa con las posibles ayudas a los afectados. Primero no se comprometió y después sí. ¿Qué dudas tenía?--No había ninguna duda y lamento decir que fue una mala interpretación por parte de alguien. Se me preguntó si se iban a dar 8 millones de euros de ayudas y respondí que no lo sabía porque se estaban haciendo las valoraciones y a partir de ahí surgió la interpretación de que no se iban a dar ayudas. Yo previamente dije que había dos escenarios distintos: los cultivos agrícolas que estaban asegurados y que los cubrirían las compañías, y las ayudas para las infraestructuras. Después se insistió en lo de los 8 millones, dije que habrá que ver la valoración y ya está. No he variado mi postura.

--¿Cuál ha sido la filosofía que se ha seguido para elaborar el decreto ley de ayudas que el viernes aprobó el Consejo de Ministros?--Lo que se ha perseguido es complementar, en el tema de los seguros agrarios, aquellos cultivos que no tenían cobertura bien porque no estaban instrumentalizados o porque no se había abierto todavía el periodo para tramitarlo pero que el agricultor venía asegurando habitualmente. Hemos recogido la normativa de que todo aquello asegurable no es indemnizable pero al haber algo que no era asegurable es donde actúa este decreto. Y también, para aquellos agricultores que, estando en plazo legal, aún no hubieran asegurado algo. Aparte, el real decreto ley habilita créditos extraordinarios para dar solución a todos los daños en infraestructuras; en algunos casos se podrá entrar en bonificaciones de cuotas a la Seguridad Social... Es un decreto que recoge una solución global aportando cada uno de los ministerios implicados la ayuda correspondiente.

--Los agricultores desconfían de la rapidez de la Administración y tienen como ejemplo las ayudas que se les ofrecieron en 2002 y 2003, que les llegaron muy tarde.