La agencia Standard and Poor´s ha revisado la perspectiva económica de Aragón de estable a positiva y ha confirmado la calificación (AA-) para la región. Según la agencia, "el rating refleja el bajo nivel de endeudamiento de Aragón, cuyo ratio de deuda sobre ingresos decrece gradualmente --la deuda pasó de un 80% a un 40% sobre los ingresos corrientes entre 1998 y 2003--, así como la solidez y estabilidad del margen bruto y la mayor flexibilidad por el lado de los ingresos proporcionada por el nuevo sistema de financiación autonómico". La agencia también destaca otros factores positivos como la estabilidad política y las positivas perspectivas de la economía regional, segú informó en un comunicado el Gobierno aragonés.

Por otra parte, el rating también tiene en cuenta la mayor rigidez y presión sobre los gastos corrientes que supuso la asunción en 2002 de las competencias de sanidad, así como cierta concentración en el sector del automóvil (4% del valor añadido y del empleo regional), si bien, para la agencia, "dicha exposición se ha reducido en los últimos años y el potencial impacto de una reestructuración se estima bajo para Aragón".

Para Standard and Poor´s, el moderado aumento nominal de la deuda en los últimos años (en torno al 20% entre 1998 y 2003), junto al aumento de presupuesto que supuso la asunción de responsabilidades (los ingresos en 2003 son cuatro veces mayores que en 1998), han provocado una disminución considerable del ratio de endeudamiento sobre ingresos, pasando de un 80% de deuda total sobre ingresos en 1999 a un 40% en 2003.

Las perspectivas económicas para la región en 2004 y 2005 sumado a los compromisos de gestión anunciados por el Gobierno de Aragón, harán que el ratio de deuda sobre ingresos continúen su tendencia decreciente, según S & P. Además, añade que "la calificación de Aragón puede subir a (AA) si la región consigue contener el crecimiento nominal de la deuda y mantener la actual tendencia decreciente del endeudamiento sobre ingresos, lo cual es factible si se confirman la expectativas de un crecimiento regional por encima de la media nacional y europea, una pérdida progresiva y sostenible de la terciarización de la economía y el control del crecimiento del gasto sanitario.