Una bióloga (mujer) con la misma experiencia y estudios que un biólogo (hombre) tendrá un 30% menos de posibilidades de ser elegida para una entrevista de trabajo por el mismo puesto. Es decir, a currículums iguales, los hombres siempre ganan la partida, tanto a la hora de llamar a los candidatos como a la hora de ser los primeros a los que se llama. Ellas lo tienen aun más difícil si tienen hijos.

Estas son algunas de las conclusiones del estudio ¿Tienen las mujeres menos oportunidades de ser contratadas?, publicado por el Observatorio Social de La Caixa y elaborado por la Universidad Pompeu Fabra, en el que se analiza los resultados obtenidos después de enviar más de 5.600 currículos ficticios de hombres y mujeres entre 37 y 39 años a 1.372 ofertas de trabajo «reales». El motivo de esta franja de edad es que a partir de los 40 años «existe alto riesgo de discriminación por edad», según explicó una de las autoras, María José González.

La mayor diferencia de la desigualdad entre ambos se da con los hijos, algo que premia a los hombres y penaliza a las mujeres. Es decir, las empresas prefieren padres a hombres sin hijos, y sin embargo, eligen a mujeres sin hijos antes que a madres. Pero además, la probabilidad de recibir una llamada para una entrevista es aproximadamente un 23,5% menor para las mujeres sin hijos que para los hombres sin hijos, y crece hasta el 35,9% en la comparativa entre madres y padres.

Entre los motivos de estas diferencias, los analistas señalan hacia los prejuicios y, sobre todo, los estereotipos. En los últimos 27 años apenas ha mejorado el acceso de la mujer al mercado laboral en un 1,9%, es decir, la mujer tiene todavía un 26% menos de probabilidades de trabajar que un hombre, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La solución para cambiar y evitar estas desigualdades está en la política -de los Gobiernos- y en las políticas -de las empresas-.