El Boeing 737 Max es un avión "diseñado por payasos que a su vez son supervisados por monos". Es la dura opinión de un trabajador de la compañía que figura en los cientos de mensajes internos que Boeing ha facilitado a los congresistas de EEUU que investigan al 737 Max, cuya producción está congelada tras dos catástrofes aéreas en Etiopía e Indonesia.

En estos mensajes, que Boeing facilitó al Congreso el pasado diciembre pero ha hecho públicos este jueves, los trabajadores cuestionan a la Administración Federal de Aviación (FAA), el organismo estadounidense que regula la aviación en el país, y se jactan de lograr que el regulador certifique los 737 Max con una formación mínima para los pilotos. De hecho, las conversaciones de los trabajadores dejan mal parados al avión, a Boeing y a los organismos reguladores de la aviación.

Los mensajes aluden a problemas encontrados en los simuladores del 737 Max, que reproducen condiciones de vuelo reales y sirven para entrenar a los pilotos. "Aún no me ha perdonado Dios por lo que oculté el año pasado", escribe un trabajador en un mensaje del 2018 aludiendo a las interacciones con la Administración Federal de Aviación. "El regulador solo tiene lo que se merece por intentar interferir en nuestro negocio", escribió otro en el 2015.

"¿SUBIRÍAS A TU FAMILIA A UN MAX? YO NO"

En otra de las conversaciones entre empleados que trabajan con los simuladores de vuelo, fechada el 8 de febrero del 2018, con el 737 Max en el aire y ocho meses antes del accidente de Etiopía en el que murieron 157 personas, uno le pregunta al otro: "¿Subirías a tu familia a un avión simulador Max? Yo no". El segundo trabajador coincide: "No".

Algunos de los mensajes reflejan los intentos de Boeing por evitar el entrenamiento con simuladores del 737 Max, un proceso costoso en dinero y en tiempo. De hecho, cuando se certificó el 737 Max en mayo del 2017, Boeing logró convencer a las autoridades estadounidenses de que los pilotos no necesitaban capacitación en el simulador y que una actualización del ordenador era suficiente. Uno de los argumentos comerciales de Boeing para vender el Max a las aerolíneas fue, además, que ahorrarían dinero porque no habría necesidad de entrenar especialmente a los pilotos acostumbrados a su predecesor, el 737 NG. "Quiero destacar la importancia de que no se necesitará ningún tipo de entrenamiento con sumulador para pasar del NG al Max", afirmó el responsable técnico del 737 en un correo electrónico de marzo del 2017.

EL PERMISO AL 737 MAX, EN EL AIRE

Esta misma semana, Boeing ha cambiado su política y ha informado que recomendará a los pilotos que realizan el entrenamiento correspondiente antes de ponerse a los mandos del 737 Max.

La publicación de estos mensajes, que reflejan la agresiva política de recorte de costes y la falta de respeto por la FAA, amenaza con agravar la crisis en Boeing y complicar las relaciones con la FAA, que es quien debe decidir si levanta la prohibición de volar al 737 Max, en tierra desde el 13 de marzo.

"RETRATO PERTURBADOR"

En un comunicado, la Administración Federal de Aviación afirma que los mensajes no suponen nuevas preocupaciones respecto a la seguridad del avión aunque afirma que "el tono y el contenido de las conversaciones es decepcionante". El congresista demócrata Peter DeFazio, que participa en las investigaciones, sí ha destacado que los mensajes "pintan un perturbador retrato de hasta dónde Boeing estaba dispuesta a llegar para escapar del control del regulador, de sus pilotos y de sus pasajeros, incluso cuando sus propios trabajadores hicieron saltar las alarmas a nivel interno".

Por su parte, Boeing ha justificado la publicación de los mensaje en aras de la "transparencia" y ha subrayado que las conversaciones son "completamente inaceptables" y "no reflejan lo que és la compañía y lo que necesita ser". El fabricante se ha mostrado confiando en que "todos los simuladores del Max funcionan eficazmente" tras realizar pruebas sucesivas desde que los mensajes fueron escritos.