Después de la gran tormenta, la calma. Pero una calma tensa plagada de incógnitas y sufrimiento. España ha superado la grave recesión, pero todavía no ha salido de la crisis y no debe caer en la autocomplacencia ni abandonar el recto camino de las reformas estructurales porque el paro supera el 25% de la población activa y el desempleo afecta a uno de cada dos jóvenes.

Esta es la conclusión unánime de los participantes del Foro Global España 2014, una reunión de alto nivel celebrada ayer en Bilbao en la que participaron la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en la primera ocasión que visita España tras acceder al cargo; tres comisarios europeos (Competencia, Mercado Interior y Comercio); el director general de la OCDE, Ángel Gurría; además de una nutrida representación de las grandes empresas españolas capitaneadas por Francisco González (BBVA), César Alierta (Telefónica), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) y Pablo Isla (Inditex). Se trata de la primera vez que el Gobierno organiza este foro, al que ha querido bautizar como el "mini Davos" español. La ocasión coincide con una campaña de márqueting del Ejecutivo para exhibir la recuperación de la economía española y la mejora de la imagen del país a nivel internacional, justo en plena campaña para las elecciones europeas y con la participación del rey Juan Carlos, Luis de Guindos y Mariano Rajoy, como broche de oro.

El ministro de Economía, que ofició la apertura, se mostró convencido de que España no se encuentra ante "una recuperación de la economía en falso", como la del 2011, aunque reconoció que es "tenue y suave", de manera que el "reto es que estas mejoras se hagan notar en los ciudadanos". Una tesis que fue defendida por el rey Juan Carlos, quien alertó de que "el paro sigue siendo nuestro principal desafío" como país.

Y en este mismo sentido, fue Christine Lagarde quien mejor resumió la situación por la que atraviesa España tras salir de la recesión el último trimestre del 2013, con un leve crecimiento del 0,2%. "Hay más de seis millones de personas que quieren trabajar y no pueden, de los que tres millones hace más de un año que están en paro y cada día que pasa tienen más dificultades para encontrar un empleo".

La directora gerente del FMI fue muy contundente al afirmar que "las cicatrices y los estigmas que ha dejado la recesión en España tardarán años en sanarse", refiriéndose específicamente al paro y a la exclusión social, una realidad que la oposición política reprocha al Ejecutivo español cuando este saca pecho sobre la recuperación.

Y en este contexto, como suele hacer el organismo internacional a la que tiene ocasión, volvió a poner deberes al Ejecutivo en tres ámbitos que no son nuevos: profundizar en la reforma laboral, "no para beneficiar a los que trabajan sino a los que no trabajan", ayudar a las empresas viables a reducir la deuda y reestructurarse, y liberalizar los servicios profesionales, así como fomentar el libre comercio entre las regiones de España.

MÁS NEGOCIACIÓN COLECTIVA En el ámbito laboral, la responsable del FMI se refirió a la necesidad de potenciar la negociación colectiva, el diálogo entre empresarios y empleados, y advirtió de que no todo pasa por bajar salarios, sino que se puede fomentar el empleo con fórmulas fiscales. Lagarde recurrió a la literatura clásica española para subrayar la necesidad de mantener el vigor de las reformas. "Cervantes dijo que la diligencia es la madre de la buena fortuna y quien soy yo para discutir con Cervantes", puntualizó.

El diagnóstico fue plenamente compartido por el presidente del Eurogrupo. Jeroen Dijsselbloem recordó que el país tiene aún pendientes reformas estructurales, especialmente en el mercado laboral y en materia fiscal. El desempleo en España es "demasiado elevado" y el mercado laboral "poco flexible".