¿Qué pueden tener en común el Real Zaragoza y Cardinter, firma aragonesa dedicada a la confección de trajes de ceremonia para caballero? Hasta hace unos días, nada. Hoy, la posibilidad de compartir inversor. Se trata de Kadir Sheikh, el empresario alemán de origen paquistaní que está negociando con Agapito Iglesias para comprarle su paquete de acciones. Según ha podido saber este diario, Sheikh también ha mostrado su interés en adquirir la empresa textil, que atraviesa una situación delicadísima, si bien otras fuentes afirman que su protagonismo se limitaría a conceder un préstamo de 200.000 euros a su propietario, Javier Cardenal, con un interés de 11%.

Sheikh, dueño de varias empresas proveedoras de Ikea, reconoció a este diario que está en conversaciones con Cardenal desde febrero para analizar una posible compra de la empresa. Al parecer, la propuesta de adquisición está en estos momentos "en fase de estudio". "Sí, tenemos interés, pero los datos los tienen mis consejeros", por lo que "hasta dentro de dos o tres semanas" no se tomará una decisión al respecto, afirmó. Este empresario admitió haber visitado en varias ocasiones la planta --ubicada en la carretera de Madrid--, la última el pasado lunes.

La incógnita reside en el destino que Cardenal dará al dinero de Sheikh, ya que los sindicatos sospechan que su intención es cerrar la factoría zaragozana y deslocalizar su producción a la que ya tiene en Túnez. Cardinter llegó a adeudar siete nóminas, motivo por el que la plantilla estuvo más de un mes y medio de huelga. Hace 15 días se firmó sin acuerdo el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que presentó Cardinter para 38 de sus 51 trabajadores y actualmente se está a la espera de que el juez declare concurso necesario --la empresa tenía hasta el viernes pasado para oponerse a esta solicitud de la plantilla--.

Cardinter ya prescindió, en mayo del año pasado, de 50 trabajadores mediante un ERE de extinción, si bien la primera medida de ajuste laboral se impuso en el 2007, con un ERE de suspensión. La firma tiene más de 20 años de vida y llegó a emplear a unas 400 personas. En el 2011 el grupo cerró la planta navarra de Fitero, en la que trabajaban 107 personas.