El trabajador abandonará progresivamente su actual papel dentro de la empresa y pasará a tener una función más dinámica, ya que en el futuro se impodrá el "riesgo compartido" entre empleador y empleado. El profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Arizona (Estados Unidos), Luis Gómez-Mejía, esbozó de esta forma las tendencias que se impondrán en unos años en materia de gestión de recursos humanos.

Gómez-Mejía ofreció ayer una conferencia, en la presentación del último número de Cuadernos Aragoneses de Economía, coordinado por la profesora Raquel Ortega Lapiedra, y que aborda el monográfico sobre Recursos Humanos y Resultado Corporativo . En definitiva, este volumen incide, a través de seis artículos, en el papel de los trabajadores dentro de los resultados de las compañías.

En este sentido, Gómez-Mejía subrayó que se impondrá una mayor flexibilidad en la contratación y se otorgará mayor poder a los empleados en la toma de decisiones empresariales, es decir, mayor autonomía en un sistema que enfocado a elevar los rendimientos y la productividad. Además, también aludió al liderazgo emergente , en el que el trabajador puede plantear iniciativas y proyectos innovadores.

Por ello, describió las nuevas políticas de recursos humanos que se están imponiendo en estos momentos, a través de gratificaciones (bonos, fondos de la empresa, acciones), así como sistemas de evaluación del trabajo --realizados entre los propios empleados--, que determinan dichas gratificaciones, entre otros. Además, concretó Gómez-Mejía, "los contratos temporales serán la norma" en un entorno "globalizado, volátil" y en el que preside la "incertidumbre".