El Gobierno no puso pegas a la decisión de Enel, accionista de control de Endesa con un 92% del capital, de quedarse con los activos latinoamericanos de su filial española y centrarla en el negocio ibérico. Así al menos lo aseguró ayer Borja Prado, presidente de la mayor eléctrica española: "Fue una actitud diferente de unos y otros, pero en general cordial y nos han tratado con mucho respeto".

A algunos miembros del Ejecutivo, según el directivo, "les ha alegrado ver que Endesa sigue existiendo como una empresa española y que no hay ninguna variación sobre ello". Y algún otro, añadió, "por un aspecto más sentimental, expresaba que le daba pena que saliera América de Endesa". En este sentido, recordó que Enel pagó más de 40.000 millones de euros por Endesa hace seis años y aseguró que ahora ha procedido a "reestructurar" su grupo. "Creo que eso, como son gente muy inteligente y bien preparada, los miembros del Gobierno lo han entendido bien", añadió.

QUÓRUM AMPLIO La junta de accionistas de Endesa aprobó ayer el desgajamiento de los activos latinoamericanos y el pago de dos dividendos extraordinarios a finales de octubre de 14.605 millones de euros, el mayor de la historia empresarial del país. De esta cantidad, 8.252 millones corresponden a lo que ingresará Endesa de Enel por la venta, mientras que para financiar el resto la firma española tendrá que endeudarse. La reunión contó con una representación del 94,8% de los propietarios, la mayor de los últimos años, y apenas tres pequeños inversores se quejaron de la operación, mientras que el representante de un gran fondo la aplaudió.

Prado destacó que Endesa ha sobrevivido a los duros últimos años ("El barco sigue a flote") y ahora "apuesta por España" (el nuevo plan estratégico pasa por invertir 2.500 millones hasta el 2016, el 25% más).

Además, tuvo unas palabras más amables que en anteriores ocasiones con el Ejecutivo. "Confiamos en la recuperación económica de España que, sin duda, ha sido impulsada por las iniciativas y acertadas reformas económicas ejecutadas por nuestro actual Gobierno", alabó antes de pasar de puntillas por la en otros tiempos más criticada reforma eléctrica: "Tampoco les puedo negar que la regulación actual no nos parece la más adecuada, pero confiamos en que tenga la virtud de impedir la generación de nuevos desequilibrios financieros". El único reproche fue por la central nuclear de Garoña.