El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por el Banco Popular el año pasado se cerró el viernes con la salida de 2.592 trabajadores, tres semanas después de que la entidad fuera sometida a un proceso de resolución y, posteriormente, vendida al Banco Santander.

En el marco de su proceso de reestructuración, en un principio la entidad anunció su intención de reducir la plantilla total del banco, que ascendía a unos 14.935 empleados, en unas 2.900 o 3.000 personas, lo que suponía un 20% del total de trabajadores. Esta cifra quedó finalmente reducida a 2.592 empleados, el 17% del total, según informó Europa Press.

Concretamente, 1.127 trabajadores menores de 55 años salieron de la entidad por baja indemnizada o voluntaria. Del resto, cien eran empleados de entre 55 y 57 años, 200 de entre 58 y 59 años y 1.165 de edades comprendidas entre los 59 y los 61 años. Los mayores de 55 años abandonaron el banco en procesos de prejubilación en función de sus carreras de cotización.

Además, el ERE del banco, presidido por Ángel Ron en el momento en que fue presentado, contemplaba el cierre de unas 300 oficinas del total de 2.093 sucursales con las que contaba la entidad, de forma que desapareció el 14% de su red comercial.

El cierre de este expediente se produce pocas semanas después de que la entidad haya sido adquirida por el Santander en el marco de su proceso de resolución. El Popular inició el 7 de junio un proceso de integración en el banco presidido por Ana Botín que se prolongará unos dos años.

En el marco de este proceso, la dirección de la entidad todavía no ha tomado una decisión sobre el futuro de su plantilla en España, compuesta por más de 30.000 personas, y de su red comercial, que tras la compra incluye las 1.779 oficinas del Popular.