La presidenta del Gobierno de Aragón no se puede poner una venda. Su política económica y de empleo no da frutos. Es un hecho evidente. Cuando Luisa Fernanda Rudi llegó al Pignatelli (segundo trimestre del 2011) la comunidad tenía 113.600 desempleados, lo que marcaba una tasa de paro del 17,4%, y 538.200 aragoneses ocupados. El año 2013 lo hemos cerrado con 130.300 parados, una tasa del 20,6% y el número de trabajadores baja a 503.100 personas. Algo falla cuando los datos regionales van en dirección contraria a la tendencia nacional. Y llevamos ya muchos meses así.

Decía la presidenta hace tres años, cuando hacía campaña para echar al PSOE de la DGA, que Marcelino Iglesias no tenía nada de qué presumir porque había más parados que cuando el socialista accedió a la presidencia. Rudi se tiene que aplicar ahora su frase. Incluso aquella otra que pronunció en febrero del 2011: "La situación económica sigue siendo tremendamente complicada en Aragón con 96.000 personas desempleadas". Pues ahora, igual o mucho más.

¿Y qué hace su Gobierno? Estar. Nada más. Sus políticas activas de empleo son nulas. Con muy poco dinero en el presupuesto que acaba de aprobar, su Consejería de Economía hace aguas por todas partes y de aquel compromiso con los desempleados de la campaña electoral de Rudi no queda prácticamente nada. Lo que falta es el empleo industrial y el Ejecutivo hace bien poco por idear estrategias para conseguirlo.

Dado su fracaso, Rudi debería ser valiente y abrirse al todo Aragón. Hace falta un gran pacto por el empleo en el que estén, por supuesto las organizaciones empresariales y UGT y CCOO (ese Acuerdo social por la competitividad y el empleo 2012-2015 no sirve para nada. Se corrobora mes a mes). Pero también empresarios grandes y pequeños, otros sindicatos, partidos parlamentarios y colectivos sociales dispuestos a colaborar. Si es verdad que se ve la luz, vayamos todos de la mano para alcanzarla antes. Si, por el contrario, el Gobierno de Rudi nos ofrece más de lo de ahora, seguiremos camino de nada.