España cumplió en el 2016 el objetivo de déficit fijado por Bruselas (que fue ampliado hasta el 4,6% del PIB) por primera vez en, al menos, la última década. Según los datos presentados por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ayer, el déficit del conjunto de las administraciones públicas fue de 48.187 millones en el 2016, equivalente al 4,33% del PIB. Estas cifras suponen una reducción de 6.406 millones respecto al déficit del 2015, que fue del 5,08% del PIB.

Si se incluye la ayuda financiera (que no computa a efectos del prodecimiento europeo de déficit excesivo), el déficit del 2016 alcanzó los 50.576 millones, equivalente al 4,54% del PIB. «Hemos cumplido el objetivo de déficit y se demuestra que la reducción del déficit público es un instrumento poderoso para el crecimiento de la economía española y la creación de empleo», dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro en la presentación del cierre contable del 2016.

Por niveles de administración, el déficit del Estado subió al 2,73% del PIB en el 2016 (con ayuda financiera) y el de la Seguridad Social se elevó hasta el 1,62%, mientras que el de las autonomías bajó al 0,82% y las corporaciones locales aumentaron su superávit hasta el 0,64% del PIB.

OBJETIVOS REVISADOS

Según los datos aportados por el ministro, el desfase presupuestario del conjunto de las administraciones (4,33%) se situó dentro del objetivo ampliado por Bruselas (4,6%), pero muy por encima del objetivo inicial con el que el Gobierno confeccionó los Presupuestos Generales del Estado para el 2016 (del 2,8%). También superó con creces la meta que se autoimpuso en abril del año pasado en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas (3,6% del PIB). Las cifras, no obstante, sí encajan en el nuevo objetivo de déficit que el Consejo Europeo otorgó a España en agosto del 2016 cuando decidió no multar por el incumplimiento del 2015 y dar dos años más a España para cumplir el Pacto de Estabilidad (un déficit por debajo del 3%), situando los objetivos del 2016 y del 2017 en el 4,6% y 3,1% respectivamente.

Desde el punto de vista del ministro, lo importante es que se ha reducido el déficit y que eso ha sido compatible con el crecimiento y el empleo. «No hemos bajado el déficit a costa del crecimiento», enfatizó. «¿Podría haber bajado más el déficit público? No, porque no habríamos crecido ni creado empleo», se ha autorrespondió el ministro.

Montoro reconoció que los efectos de la rebaja fiscal impulsada por el Gobierno antes de las elecciones del 2015 fueron «más intensos que lo inicialmente previsto» y que la recaudación tributaria en el 2016 no alcanzó los objetivos previstos (quedó 8.544 millones por debajo de lo presupuestado) a pesar de la reforma en los pagos fraccionados del impuesto de sociedades en la última parte del año, que añadieron 7.637 millones al resultado final. Además, el Gobierno se vio obligado a adelantar el cierre presupuestario a julio y a recortar el gasto para lograr un ahorro de 4.675 millones sin e que el déficit se habría desbordado.

CORRECCIÓN AUTONÓMICA

El déficit del conjunto de las autonomías bajó del 1,74% del PIB en 2015 al 0,82% en el 2016, algo por encima del objetivo del 0,7%. No se ajustaron al objetivo fijado las autonomías de Cataluña (0,93%), Aragón (1,08%), Cantabria (1,47%), Extremadura (1,61%) y Valencia (1,53% del PIB).

La intensa correción del déficit autonómico demuestra, según Montoro que «no es cierto que las cuentas de las autonomías están fuera de control». Lo importante, según el ministro, «es ver la evolución» y que «cuando han dispuesto de nuevos recursos los han utililzado para reducir el déficit». Además, dijo que la menor dispersión de datos autonómicos de déficit facilita el debate del nuevo modelo de financiación con «nuevos mecanismos» entre los que admitió una posible quita de la deuda autonómica en poder del Estado a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).