La economía española ha dejado atrás un año de recesión en el que el PIB ha caído en conjunto un 1,2%, si bien la evolución ha ido mejorando gradualmente trimestre a trimestre hasta registrar un avance del 0,3% entre octubre y diciembre, atribuible a la recuperación de la demanda doméstica. Son las estimaciones publicadas ayer por el Banco de España para el cierre de 2013, que coinciden con lo adelantado hace unos días por el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, quien auguró que la caída de 2013 sería una décima inferior a lo inicialmente pronosticado (1,3%).

La entidad señala en su boletín económico mensual que la salida de la recesión en la que se había recaído a comienzos de 2011 ha sido posible por el alivio de las tensiones en los mercados financieros, la progresiva normalización de la financiación externa, el aumento de la confianza y el mejor comportamiento del mercado de trabajo. Añade que la caída del 1,2% en 2013 refleja el efecto arrastre derivado del pronunciado retroceso de la actividad al final de 2012 y explica que es consecuencia de un descenso de la demanda nacional (consumo e inversión) de 2,8 puntos, suavizado en parte por el avance de la demanda exterior de 1,6 puntos.

No obstante, a lo largo de los cuatro trimestres del año el patrón ha ido cambiando, ya que en los tres primeros la fortaleza del sector exterior permitió mitigar la paralización de la actividad interna, mientras que en el último ha sido la demanda doméstica la que ha compensado la nula contribución al PIB del saldo neto exterior. La entidad explica que en el cuarto trimestre las exportaciones han mostrado menos dinamismo

La inversión se ha "avivado moderadamente" y podría haber crecido hasta un 2% entre octubre y diciembre, en tanto que el retroceso de la construcción se ha "contenido significativamente".