La mitad de las centrales térmicas españolas dejarán de operar este martes para cumplir con la normativa europea de emisiones. Son las centrales de Compostilla y Andorra (Teruel) de Endesa, las de Lada y Velilla de Iberdrola, las de Meirama, Robla y Narcea de Naturgy, y Puente Nuevo de Viesgo.

El carbón es la fuente de energía más contaminante -emite casi una tonelada de CO2 por cada megavatio hora generado-. La Unión Europea redujo de forma paulatina el límite máximo de emisiones permitidas hasta que a las compañías eléctricas no les salieron las cuentas para acometer las inversiones necesarias en las centrales para cumplir con las nuevas normas medioambientales.

Entonces, las empresas pidieron al ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico el cierre de las ocho plantas. La mayoría no han recibido todavía la autorización y tendrán que estar "disponibles" a efectos legales hasta que este permiso se publique en el BOE. Pero en términos prácticos las centrales dejarán de quemar carbón a partir del 30 de junio, aunque muchas de ellas llevan meses sin producir.

Las ocho centrales suman una potencia conjunta cercana a los 5.500 megavatios de potencia instalada, casi la mitad de la potencia instalada de carbón que hay actualmente en España. Así, a partir de esta semana, solo quedarán operativas As Pontes y Litoral de Endesa, que prevén cerrar en el mes de julio del 2021, según ha indicado la compañía tras pedir la autorización de cierre el pasado mes de diciembre; Abono y Soto de Ribera de EDP y Los Barrios de Viesgo, que también ha solicitado el cierre al ministerio.

El carbón ya no es rentable

Con todo, lo del carbón ha sido una muerte anunciada desde hace meses. El bajo precio del gas natural y el alza de los derechos de emisión de CO2 provocaron en el 2019 la tormenta perfecta. Hasta ese momento, lo habitual era que representase alrededor del 15% del total de la energía generada en España. Así, fue la tercera fuente de energía en 2018 (14,1% en el conjunto del sistema pensinsular), exactamente, 3 puntos menos que un año antes. Sin embargo, el año pasado el carbón representó un 4,3% del total de generación eléctrica.

De hecho, en diciembre del 2019 se produjo un evento inédito en la historia del sistema eléctrico peninsular que se replicó en más ocasiones en los últimos meses, el llamado 'cero' en carbón o, lo que es lo mismo, un día entero sin generar ni un solo megavatio hora con este combustible fósil. En lo que va de año 2020, el protagonismo de esta tecnología en el mix eléctrico descendió hasta el 2,9%.

Este martes se inicia, pues, el adiós al carbón, una tecnología que está llamada a ser sustituida por las renovables, con la entrada prevista por el Ejecutivo de 5.000 megavatios anuales hasta el año 2030. La potencia que liberen estas centrales térmicas será inmensa por lo que podrán ser reutilizados estos puntos para conectar en su lugar nuevos megavatios 'verdes'. La intención del Ejecutivo es convocar este mismo año una nueva subasta renovable atendiendo a criterios de localización específicamente en estas zonas.

Desmantelamiento

Cuando se produzca el apagón definitivo de las centrales se iniciará un complejo periodo de entre tres y cinco años de media para proceder a su desmantelamiento. Esto es el desmontaje de las plantas para poder utilizar los terrenos para otros proyectos. Gobierno, empresas y sindicatos llegaron a un acuerdo para garantizar la mayor parte del empleo tras los cierres. El ministerio reclamó a las empresas planes de acompañamiento y, según aseguran fuentes de este departamento, en todas las zonas se han abierto procesos participativos de transición justa.