La producción industrial de la Unión Europea (UE) experimentó en diciembre una caída interanual del 2,7%, acelerando el retroceso del 1,9% observado en noviembre, según los datos publicados este miércoles por la oficina comunitaria de estadística, Eurostat, que sitúan a Irlanda (-19,8%) y España (-6,7%) como las dos economías entre los Veintiocho con peor evolución del dato en comparación con el mismo mes del 2017. El Índice de Producción Industrial (IPI) mide la evolución mensual de la actividad productiva de las ramas industriales. Estas son las industrias extractivas, manufactureras y de producción y distribución de energía eléctrica, de gas y de captación y depuración de agua. El indicador intenta reflejar la evolución en cantidad y calidad, eliminando la influencia de los precios, y obtiene la información básica de una encuesta continua que investiga cada mes más de 11.500 actores económicos en España, de los que se obtiene información de productos representativos de todas las ramas de actividad.

AVANCE DE FRENAZO

Teniendo en cuenta que la industria supone el 21% de la actividad económica y el 30% en Alemania, un empeoramiento del índice supone el avance de una posible ralentización económica. En la zona euro, la producción industrial registró en diciembre un retroceso mensual del 0,9%, tras la caída del 1,7% observada en noviembre, mientras que en comparación con diciembre del 2017 el dato bajó un 4,2%, agravando así la caída interanual del 3% del mes anterior. En el conjunto del año, la producción industrial registró un crecimiento medio del 1,1% en el 2018 en la zona euro y del 1,3% en el conjunto de la UE.

MAL DICIEMBRE

Entre los países cuyos datos estaban disponibles, los mayores retrocesos de la producción industrial en diciembre con respecto al mes anterior correspondieron a Irlanda (-13,4%), Malta (-5,2%) y Países Bajos (-3,2%), mientras que los mayores incrementos se observaron en Dinamarca(+11,6%), Luxemburgo (+3,5%) y Letonia (+3,3%). En comparación con diciembre de 2017, las mayores caídas de la producción industrial respecto del mismo mes del 2017 se observaron en Irlanda (-19,8%), España (-6,7%) y Croacia (-6,6%). Por el contrario, los incrementos más significativos correspondieron a Dinamarca (+14,3%), Hungría (+5,8%) y Estonia (+5,7%).

REAJUSTE EN EL AUTOMÓVIL

Uno de los sectores con mayor influencia en la marcha del índice de producción industrial es el mercado automovilístico. Precisamente este martes se han difundido previsiones del sector que apuntan a que la producción se estancará en el 2019, manteniéndose en unos 15 millones de unidades, según la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA). La patronal de fabricantes europea estima que, "en el mejor de los casos", el mercado continental cerrará el 2019 con una tasa de crecimiento inferior al 1%, informa Europa Press.

DESAFÍOS PARA EL AUTOMÓVIL

"Teniendo en cuenta este pronóstico de crecimiento inestable, tendremos que hacer todo lo posible para proteger la competitividad de nuestra industria, teniendo en cuenta algunos de los principales desafíos que tenemos por delante", señaló el presidente de ACEA, Carlos Tavares, durante una rueda de prensa en París este miércoles. Entre los principales desafíos que enfrenta la industria de automoción, Tavares destacó los "estrictos" objetivos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para coches y furgonetas fijados por Europa, un posible 'brexit' sin acuerdo y la "amenaza" constante de aranceles a la importación de vehículos de EEUU.

TRANSICIÓN ELÉCTRICA

La asociación señaló que cumplir con los futuros objetivos de CO2 requerirá una mayor aceptación en el mercado de los automóviles eléctricos y otros vehículos de propulsión alternativa de lo que actualmente es posible. Sin embargo, los consumidores siguen siendo escépticos, subrayó. Según datos de ACEA, tan solo el 2% de las ventas totales de automóviles en Europa correspondió a modelos electrificados en el 2018, lo que en opinión de la organización se debió en gran parte a la disponibilidad limitada de este tipo de vehículos y a la falta de infraestructura de recarga y reabastecimiento de combustible.