El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, dependiente del Gobierno, reforzó ayer la independencia con que los gestores de Bankia vienen operando desde que la entidad fue nacionalizada en el 2012. El FROB y el banco firmaron un acuerdo que consagra «el seguimiento responsable e informado de la participación, la no intervención en la administración de la entidad de crédito, la responsabilidad que ejercen con independencia sus administradores, y el fomento de las buenas prácticas en el mercado de valores». El objetivo, explicaron, es dotar de «seguridad jurídica y transparencia» la manera en que se viene actuando.

Bankia acordó el jueves elevar su dividendo a cargo de los resultados del 2018 un 5%, hasta los 0,11576 euros por acción, que pagará en metálico en abril. Ello le supondrá un desembolso de 357 millones, de los que el Estado recibirá de forma indirecta 219 millones a través de su participación en BFA. El banco ya ha entregado a su matriz 2.864 millones (2.122 millones por la venta de un 14,5% de la entidad en el mercado y 742 millones en dividendos), con lo que la devolución total de ayudas ascenderá a 3.083 millones.

Bankia también anunció ayer cambios en su cúpula directiva para «para apoyar la transformación» del banco. «Esta reorganización es el inicio de un nuevo ciclo de Bankia, un ciclo para el que contamos con una organización más volcada en el cliente, más ágil y con mayores niveles de autonomía y ambición», aseguró su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, en una nota.

La reestructuración supone la salida de Juan Chozas (exsecretario de Estado de Empleo con el PP, fichado por Rodrigo Rato para el banco), Juan Carlos Estepa (fichado por Goirigolzarri, con quien coincidió en el BBVA) y Joaquín Cánovas (exconsejero delegado del absorbido BMN, que ha durado poco más de un año en Bankia). El comité de dirección, el máximo órgano ejecutivo de la entidad, pasa de ocho a 12 miembros y al mismo se incorpora Leopoldo Alvear, entre otros directivos.