Las presiones ejercidas por Alemania y Francia sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que reduzca el precio oficial del dinero en la zona euro no harán que la autoridad monetaria modifique su política en la reunión que el consejo de gobierno celebrará el próximo jueves. Los expertos consideran que pese a esas presiones, la evolución de la cotización del euro a lo largo de los últimos días ofrece margen al BCE para mantener los tipos de interés en su nivel actual del 2%. "No se van a producir cambios en el 2004. Sólo en el caso de que el euro se dispare al alza es posible que el banco actúe", señala Rosa Dulce, analista del Deutsche Bank.

Las demandas de Francia y Alemania al BCE se respaldan en la necesidad de ambos países de acelerar su recuperación económica. Las exportaciones, principalmente al área del dólar, son la clave para impulsar la actividad. Sin embargo, un euro demasiado fuerte dificulta las ventas destinadas al exterior. Si el BCE baja los tipos de interés, las inversiones en activos denominados en euros gozarán de menos atractivo para los inversores y la presión sobre la divisa europea será menor. A esta circunstancia se suma que los mercados de renta fija descuentan una bajada de los tipos de interés, lo que ha favorecido un repunte bursátil.

Los expertos consideran que la ortodoxia prevalecerá sobre las presiones políticas. Pero, en todo caso, esperan que el BCE, presidido desde el pasado 1 de noviembre por Jean-Claude Trichet, clarifique adecuadamente su postura el jueves: "Trichet deberá justificar muy bien por qué no baja los tipos de interés, si finalmente se impone esa opción, que es la más probable", comenta César Molinas, de Merill Lynch.

Para Molinas --partidario de que el BCE utilice todos los recursos que tiene a su alcance para mantener la actividad económica--, los mercados pueden reaccionar muy negativamente a una posición inmovilista de la autoridad monetaria.

"Si no ha actuado cuando el euro estaba a 1,30 dólares, no creo que lo vaya a hacer ahora", comenta Joaquín Catasús, director general de la gestora de Abante. Agrega que la situación de Europa no es homogénea: "Lo que va bien para unos, no va bien para todos". Ni la evolución del crecimiento económico, ni de la inflación en algunos países de la UE justifica un recorte de los tipos. Además pesa la ortodoxia de los técnicos del BCE, con Otmar Issing, economista jefe, a la cabeza. "Me sorprendería que Issing cambiara de postura", comenta un analista de un gran banco español. A los argumentos esgrimidos se une el de la credibilidad del banco. "Wim Duisenberg cargó con la acusación de haber gobernado para los intereses de Alemania durante los primeros años de mandato", comenta Dulce. Trichet se enfrenta ahora a la necesidad de demostrar su independencia.

El Banco de Japón (Boj) es el primer cliente de EEUU. Durante el pasado año, financió un 35% del déficit estadounidense a través de la adquisición de dólares. Durante este año, se espera que las compras alcancen el 60% del déficit. La intervención del Boj en los mercados ha permitido mantener baja la cotización de yen frente al dólar, y favorecer las exportaciones japonesas.