Pedro Comín y Pedro González, dos de los exdirectivos del Banco de España imputados en el caso Bankia, restaron ayer credibilidad e importancia a las advertencias de sus subordinados sobre la inviabilidad del banco antes de su salida a bolsa en julio del 2011 y protegieron a sus entonces superiores, en particular al exgobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El primero de ellos, según fuentes presentes durante su declaración en la Audiencia Nacional, llegó a tachar de «precipitados», «no suficientemente pensados» y meras «opiniones sobre el futuro» los correos de José Antonio Casaus, inspector jefe del organismo en la entidad, que entre abril y mayo de aquel año le alertó en al menos cuatro ocasiones por mail de que el grupo financiero no tenía futuro y podía acabar nacionalizado, como sucedió finalmente.

«Bankia estaba en una cómoda situación antes de la salida a bolsa. Casaus se equivocaba en el margen de explotación: Bankia ganaba dinero», defendió Comín, coordinador del grupo de funcionarios que supervisaba al banco y superior directo del inspector jefe, según las fuentes. Además, su subordinado, añadió, no cuestionó las cuentas de la entidad del 2010 y del primer trimestre del 2011, que son las que se tuvieron en cuenta para la salida a bolsa, las que investiga la Audiencia Nacional y las que los inspectores del Banco de España que ejercen como peritos del juez consideran falsas.

El imputado defendió que su discrepancia con Casaus no estaba en la situación del banco, sino que se limitaba a su futuro. Si bien los dos cometieron errores de juicio, mantuvo, el inspector no tenía una «visión de conjunto» sobre el «seguimiento general» al que se sometía a la entidad que le permitiera hacer una juicio correcto. Así lo recogió y argumentó, añadió, en un informe favorable a aprobar la salida a bolsa que elaboró para sus superiores y que ayer entregó al juez para la investigación.

CÚPULA INFORMADA

Comín también sostuvo que no rebotó los correos de Casaus a la alta dirección del Banco de España, pero que analizó su contenido y lo comentó «ad nauseam» con su superior, Pedro González, entonces jefe del departamento de supervisión responsable de Bankia. González, por su parte, confirmó que Comín no le envió los correos pero le informó de su contenido. Además, aseguró que está convencido de que las advertencias de Casaus llegaron a oídos de la cúpula de la entidad, pero particularmente del subgobernador, Javier Aríztegui, porque el gobernador, Fernández Ordóñez, no se ocupaba directamente de la supervisión.

Los dos imputados, en resumen, alegaron que las conclusiones de Casaus eran erróneas y que por ello, aunque se informó de las mismas a los máximos responsables del supervisor, recomendaron a estos aprobar la salida a bolsa. También defendieron que presionaron a la cúpula de Bankia para que se recortara el bonus del 2010 en 180 millones de euros. Los correos de Casaus, desvelado en octubre, han llevado a la cúpula del supervisor al banquillo de los investigados. En ellos, advertía de los «muy graves y crecientes problemas de rentabilidad, liquidez y solvencia» de Bankia.