Contradicciones, pérdida de memoria, conspiraciones en el consejo de administración, algún maletín y, en buena medida, descarga de culpas, eso sí, sin evitar responsabilidades. La declaración de los tres expresidentes de CAI --Fernando Gil (2000-2006), Rafael Alcázar (2006-2008) y Antonio Aznar (2008-2010), ayer en la comisión que investiga la gestión de la caja, reveló que la entidad vivió una década de absoluto descontrol en el negocio inmobiliario, pilotado por CAI Inmuebles (sociedad dependiente al 100% de CAI). "Nunca supe que tuviésemos 70 sociedades participadas, ni siquiera la mitad. Me quedé pasmado cuando lo leí en la prensa", dijo Gil en las Cortes.

Una declaración que da idea de todo lo que se no hizo para evitar que la caja, que tenía 11.000 millones en activos hace solo unos años, fuese valorada en apenas 100 millones cuando se formalizó su integración en el grupo Ibercaja. Ninguno fue capaz de explicar cómo se elegían las inversiones inmobiliarias ni el porqué de las mismas. En total, 3.000 millones de apuesta por el ladrillo.

Gil fue el único que dijo no sentirse responsable por esta caída al vacío. "Es difícil sentirse responsable en un mundo que no es responsable" apuntó, al tiempo que subrayó "parecía pecado mortal" discrepar sobre alguna operación porque "la riada empujaba a hacer negocio".

Alcázar y Aznar sí reconocieron su cuota de culpa, aunque el primero advirtió a García Montes, en febrero del 2008, de la necesidad de abandonar el rumbo que había tomado la entidad. "Le exigí reducir la exposición al ladrillo, transparencia en la información y que todas las operaciones de CAI Inmuebles pasasen por el comité de préstamos". Una exhortación que meses después, según relató, le costó que 8 de los 14 miembros del consejo le desautorizasen al frente de la CAI. Y dimitió. Un episodio que Aznar afirmó desconocer porque, de haber visto Alcázar el declive de la entidad, "tenía que haberlo puesto en conocimiento del consejo de administración".

En lo que sí coincidieron los tres es en el "exceso" de poder que acumulaban los directores generales --al igual que hicieron Carrasco y Pemán en la primera sesión de la comisión de investigación-- y en que la losa del sector inmobiliario era muy difícil, no solo de digerir, sino también de evitar a partir del 2007. "Por entonces estaba el pescado ya vendido", indicó Aznar. Pero los tres señalaron que CAI no ha sido la peor caja. "Calificar de fracaso la caja, en comparación con lo que ha ocurrido en el resto del sector no me parece", dijo Alcázar.

Por ello, cargaron contra el Banco de España y subrayaron que las auditorías, tanto internas como externas, eran "limpias" durante esos años. Eso sí, las operaciones que llegaban a los comités de préstamos o al consejo tuvieron vía libre, en muchas ocasiones, por falta de información. "Los órganos difícilmente podían saber lo que se cocía", argumentó Alcázar. Muchas operaciones eran "opacas" y la mayor parte "se concedieron antes del 2007", dijo, aunque Aznar no coincidió en ello. "No hubo falta de información relevante". Con todo, Alcázar reconoció que "el exceso de confianza nos llevó a no tener conciencia del problema: el 30% de la inversión crediticia estaba en el sector inmobiliario, pero pinchó".

Alguno de ellos también opinó sobre los promotores con los que hizo negocio la CAI: Machín, Nozar, Lacasta y Forcén, así como sobre Ramón Marrero --socio de CAI en Andalucía-- pero con muchas reservas y sin pillarse los dedos. Entonces aparecieron los "no recuerdo" en las declaraciones de los expresidentes.

Lo mismo ocurrió con las retribuciones a directores generales, aunque Aznar reconoció que dio el visto bueno a la pensión de García Toledo (director general adjunto) por su "valía" y ser un "magnífico profesional". Él también selló el contrato de Carrasco (último exdirector general), que recogía condiciones similares a las de García Montes, aseguró.

Aznar llegó a la presidencia de CAI cuando el negocio inmobiliario estaba "ya parado" y se centró en "evitar que las promotoras no fueran a la quiebra". En ese periodo "tuvimos que refinanciar deuda y realizar daciones en pago", dijo.